jueves, 10 de agosto de 2017

De vuelta a la casilla de salida



Todo tiene un final, y como tal, está finalizando esta escapada, esta pequeña aventura que ya dura unos dos años y medio.
Bailes regionales en Bea del Segura
Al menos creo que termina el viaje en motocarro. El pequeño está un tanto agotado, y se nota. Hemos hecho juntos unos 8.000 kilómetros, y no está nada mal. Cierto es que a poco tiempo de tenerlo le voló el pistón, pero eso era porque pensaba entonces que tenía uno coche, y no una moto, de modo que le daba mucha caña. Como decía la canción del pequeño Marcos, “...suben y bajan montañas”… y el cacharrito se esforzaba, sin más. Pero cuando dio todo lo que pudo dijo basta!, y allí nos quedamos estancados, en algún lugar olvidado de la España profunda.
Pero salvo ese inconveniente, ha demostrado en mucho su valía.
El aviso de una desgracia familiar aceleró este retorno, y en estos momentos estoy a bordo del “Bahamas Mama”, esperando la salida hacia Palma de Mallorca.

JAEN, MI (casi) ULTIMO DESTINO

Me costó despedirme de Joselu en Las Graceas, una pequeña aldea con ánimo de retornar a su antiguo esplendor, para ser reconvertida en un lugar sostenible, viviendo quizás mayoritariamente de la artesanía, aunque hay muchos terrenos que esperan la llegada del agua para ser convertidos en huertos, corrales de animales, gallineros, plantaciones diversas y otros usos habituales del campo.
De momento se ha restaurado una antigua casa, donde habita con su familia José Luis, alias Joselu, un sevillano saleroso, su itálica esposa Zahira, y el retoño de ambos, Nilo, que no se parece mucho al apacible río. Inquieto, vital, unicamente echa en falta otros niños en la aldea para poder armar algún hipotético equipo de fútbol, por el que siente verdadera pasión.

Y cuando digo que me costó despedirme, es porque nunca mejor dicho, porque esta familia me hizo partícipe de su casa y de sus cosas, lo cual hizo que de inmediato pareciera un viejo amigo de muchos años.
Y cuando me vieron flaquear en momentos duros de esta pérdida familiar, allí encontré una mano en el hombro, una reflexión calmante, una discreción total. De modo que cuando tuve el pasaje en mis manos, y la fecha de partida de este barco que ahora justamente tiembla mientras se aparta del muelle, noté un cierto desasosiego por finalizar esta etapa.

Lo he pasado muy bien con ellos, con sus amigos, con la gente que aún vive en la aldea, o quienes he conocido en algunos salidas o visitas. El resto del tiempo, unas horas de trabajo, desescombrando, moviendo piedras, apilando leña, acarreando arena o colaborando en la terminación del techado de una nueva casa para un mexicano al que conocí y compartí habitación un tiempo, Jaime. Una máquina excava y quita piedras de una tercera vivienda, de modo que poco a poco se va cumpliendo el proyecto que se traen entre manos. Revitalizar y hacer sostenible un pequeño pueblo casi abandonado.

RETORNO A LA CASILLA DE SALIDA

Un descanso en el camino...a la sombra
Y aquí me encuentro, nuevamente en el lugar donde hace tiempo tomé el barco con otras intenciones. La experiencia ha sido maravillosa, al menos desde mi punto de vista. Mucho aprendizaje, unas cuantas horas de trabajo duro, trabajo de campo, relaciones nuevas, conocimiento de culturas locales, y ayuda para que la ecología no se deteriore tan rápidamente.
Es solo un grano de arena en la inmensidad de la playa, pero muchos granos hacen finalmente esta playa, y la labor local puede repercutir luego globalmente. Cuantos más seamos, más aportaremos,

He pasado los primeros días con la familia, intentando reconstruir los trozos que una pérdida así deja. No sé cuál será mi labor en este asunto, pero aquí estoy. Comienzo a encontrarme con viejas relaciones, creando nuevos vínculos, intentando amoldarme a la vida en una ciudad.
Me está costando mucho. La isla está como cada verano, saturada de personas que buscan pasar unas vacaciones inolvidables, y la gente y la isla se presta para ello. Algunos intentan poner puertas al campo, pero se deben olvidar que aquí se vive unicamente del turismo, de alguna manera, y que poner piedras en el camino tan sólo consigue que ese camino no se vuelva a utilizar.

Cena en las Graceas con Juanlu,Zahira y Jaime
Entre los contactos encuentro posibilidades de hacerme con un huerto. También volver al voluntariado en Cruz Roja, conseguir un terreno para huerto...pero tropiezo con el tema alquileres, porque está imposible para mi corta pensión. Necesitaría dos iguales para pagar un alquiler. Los fondos buitres planean sobre la isla, y adquieren todo lo que se pone a su alcance. Los bancos tienen parados sus pisos vacíos, y siguen haciéndose con más, porque continúan los desahucios. El problema , como siempre, es para el que tiene pocos recursos. Los ricos siempre serán más ricos.

Y me cuesta amoldarme al ritmo rápido de la ciudad. Acostumbrado este tiempo al campo y las mariposas, el asfalto y los transportes no me van mucho. Me había olvidado del clima, caluroso y pegajoso en este tiempo. Y aquí está, por todas partes.

PERO SIGO DE WWOOFER

Entretanto, he conectado con una granja cerca de la ciudad de Manacor, donde pasaré unos días como voluntario a partir del 15. Así veré realmente si puedo quedarme o continuar, aunque sea mochila al hombro, con los sitios ecológicos.

Tengo aparcado en Binissalem, una pequeña población donde vive una de mis hijas, el motocarro. Le estoy dando unas merecidas vacaciones a él también, y de paso, beneficiarme del transporte público mientras hago conexiones. También necesita revisiones, que se las iré haciendo “poc a poc”.

Descanso merecido
Y ya se verá. De momento, la idea general continúa, ya sea establecido nuevamente en Mallorca, o haciendo nuevos caminos. Existe una vertiente, que es la posibilidad de establecer base aquí, y luego manejarme en la península como “wwoofer”, esporádicamente. No será un viaje europeo, pero me compensará el hecho de que no me permitan salir más de 90 días mientras cobre la pensión no contributiva...si es que me la devuelven, que hace tres meses me cortaron los suministros.
Pero los estamentos oficiales no comprenden – de momento – que se puede intentar vivir una vida más saludable y activa, de colaboración y apoyo al medio ambiente, aún cobrando una mínima pensión.
...y que me quiten lo bailao!!!

En fin, que a perro flaco le sobran pulgas, pero con entereza y positividad siempre se sale adelante.
De momento, preparado para mi próxima experiencia en el mismo campo.


Pero esto será posiblemente tema para otra historia...o no.