lunes, 11 de abril de 2016

En la zona almeriense de Andalucía





Dejé atrás Alamajalejo, una pequeña población de unos 300 habitantes, y me interné en una ruta provincial, camino de Taberno. A poco más de 500 metros, la entrada , bien señalizada, indicaba mi lugar de destino.
Veía  lo lejos un conjunto población de más de una vivienda, con árboles, jardines, mucho blanco y azul, extrañas construcciones que resultaron barandillas, y una pendiente pronunciada que se perdía en un cúmulo de barrancos.
Aparqué a la entrada y me fui a por recepción.. No alcancé a llegar...

Una señora menuda, toda sonrisas, se abalanzó a abrazarme dándome la bienvenida. Era Lola, la propietaria del lugar, mi anfitriona durante el tiempo que dure mi estancia en su casa.
Conocí a su hija Candela, a María, una señora que ayuda en la casa (las casas, debiera decir), luego a los padres de Lola, que viven el Almajalejo, y a otros personajes que se acercaron por allí, que de vez en cuando hacen faena en el cortijo.

Para quienes no conozcan el término, se denomina “cortijo” a una casa principal y algunas adyacentes, donde generalmente vive la gente que trabaja el campo para los propietarios. En este caso,”Alóe Vera” está compuesta de siete viviendas, la mayoría separadas de la casa principal, que en la actualidad se encuentran libres y se alquilan por días ,semanas o larga estancia, a personas que quieren conocer este tipo de entornos, que buscan alejarse del tráfago diario de la ciudad, o simplemente necesitan un poco de solaz y tranquilidad.
Edificada en su momento en la ladera de un barranco, antaño sembrado de granos diversos, olivares y plantación frutícola, tiene distintos niveles con terrazas, jardines, huerto, olivares y una curiosa colección de barandillas que había llamado mucho mi atención por fotografías.

Vista desde el huerto,con escaleras y Casa de la Abuela
Construidas sobre la base de ramas de olivo enterradas en un extremo,luego han sido forradas con estopa, y finalmente recubiertas de yeso. Un poco de pintura, cal en su caso, las hace parecer pertenecientes a algún planeta desconocido. Luego te familiarizas con ellas, así como con el resto de las construcciones, terrazas,lomas y barrancos, y ya no te llaman tanto la atención. Pero una de las causas por las cuales pedí ser voluntario aquí era conocer su procedimiento de construcción. Y ya llevo reparadas unas cuantas, porque el tiempo las va desgastando y hay que aplicarles yeso y pintura
nuevamente.

LOS OLIVARES Y DEMAS

Luego está aquello de regar los olivares. No hay que olvidarse que Almería es posiblemente la provincia española más desértica (semi desértica, que diría el ex decano de Murcia), donde el promedio anual de lluvias no pasa de unos 250 milímetros al año. Y si es verdad lo de los aviones que esparcen bario, yoduro de plata y otros componentes similares para evitar granizo o lluvias demasiado abundantes en sus plantaciones, puede que llueva menos de lo que debiera.

El caso es que este cortijo comienza en una zona plana, y va descendiendo por bancales escalonados, terrazas de varios propietarios que se entremezclan, se juntan, se dispersan, y no hay manera de saber de quién es propiedad, a menos que seas uno de esos propietarios.

El caso es que Lola tiene una “finca” como ella llama a las terrazas aquí, otra allá, y el resto acullá.
Y subes y bajas lomas, persigues tuberías oscuras que parecen serpientes kilométricas, resbalas en el empedrado natural, y llegas finalmente a la parcela que toca regar. El agua suele ser la procedente de la depuradora, que reutiliza las aguas para regadío. Porque olivo que no se riega es árbol muerto.
De modo que hay que ir reparando los agujeros que rodean al árbol, taludes que permiten contener el líquido elemento junto al tronco, en círculos que se van ampliando a medida que el árbol crece.

Cada uno recibe su cuota de agua cada diez o quince días, al parecer, y entretanto te vas entreteniendo con un libro, una radio, la reparación y acondicionamiento de los agujeros, y así vas pasando la mañana. Hasta que se acaba el agua, y si es necesario, se conecta un poco a la tubería principal que provee al cortijo, si los olivos pasan sed. Lo mismo pasa con otros frutales, como naranjos, unos pocos manzanos y perales, el huerto, las plantas que conforman los jardines, en fin, a todo lo verde un poco de agua. El otro día llovió, de noche y porque llovía en toda España, pero no es lo normal. Lo normal es una sequía que va mermando lo verde, y que va implantando el régimen semi desértico que conforma la provincia.

Se dice, se comenta, se establece, que parte de la culpa de la sequía pertinaz de la provincia, es algo que está ocurriendo en muchas provincias españolas (y también en otras zonas del mundo, según pude investigar). Se llaman avionetas, son las normales de un motor, aunque se las conoce por "aviones destruye tormentas", y salen con sus productos de bario, yoduro de plata y afines, a "regar" las nubes para evitar que caiga granizo, o se provoque una "gota fría", mucha agua en poco tiempo, que arruina cosechas.

Resolución municipal sobre los aviones
Vista parcial con los infaltables higos chumbos
Lo cierto es que está documentado, el gobierno autoriza esos vuelos por un año renovable, y mientras algunos protegen así la cosecha, la nube se va disolviendo o llueve de manera mínima.Una nube normal tiene una medida aproximada a los 20 kilómetros de largo, diez de ancho y diez de alto. Es decir, suele ser mayor que una parcela plantada con frutales amenazados. Pero se disuelve toda, y el entorno, que podría recibir una lluvia bienhechora, se queda con las ganas. Los pequeños agricultores, las fuerzas vivas, los alcaldes, llevan años denunciando esa práctica, pero todo sigue igual.

El caso es que aquí es una zona donde o se riega el árbol, o el árbol termina secándose. La tierra es caliza, prieta, un poco salada, y  la napa freática se encuentra a bastante profundida, de modo que los árboles deben enraizar mucho para sobrevivir de la humedad del terreno. Aún así, tengo pendiente una visita a un olivo milenario que está en las inmediaciones.
Pero aún así y todo, las plantaciones jóvenes deben regarse, y eso se hace en la Casa Rural "Alóe Vera"..

Aquí me he hecho cargo del huerto, preparando esos bancales profundos y plantando hortalizas, y luego las mil tareas que conforman el quehacer diario. Pintar, escardar, quitar malezas, plantar, Que nunca falta trabajo, vamos.
Estaré aquí hasta finales de mes, y probablemente vaya luego a Granada..

Pero eso será parte de otra historia...o no