martes, 11 de abril de 2017

Yo sigo en la carretera





Bien, se acabó por ahora mi etapa en Campología.

Diego, Balzac y el globo
Acabo de marcharme de Mexilhoneira Grande, donde se encuentra el campo cuasi experimental de Diogo Manuel Pacheco Águas (Aquí les gusta usar toooodos los nombres, de modo que…
Seis hectáreas con mil y tantas limas en el exterior, junto a aguacates, hortalizas y verduras, más otro tanto en el interior de la “estufa”, o invernadero para nosotros.

Allí se seguirán criando las plantas de Moringa que tanto me interesaban, junto a papayas, maracuyás (pasionaria para los argentos), mango, bananos, patatas del aire ( o kikas, creo), otras frutas de nombre impronunciable que no recuerdo, como una especie de vaina espinosa con el interior verde y sabor a kiwis, más plantas de pre temporada, como las judías, tomates, cherrys, y un largo etcétera que incluye cebollas ,plantas aromáticas, cantidad de cilantro, culantro o cuantro, a cuyo sabor no termino de acostumbrarme a pesar de los cinco años que conviví con María, Susy y compañía, peruanas ellas y muy apegadas a sus tradiciones, que por supuesto, requiere de esta hierba amarga...en fin.

Arboles tropicales en el invernadero
Total, que tenía programado un nuevo destino. En Silves, localidad a unos 30 kilómetros de distancia, y pleno corazón del Avarve, región sureña portuguesa. Jaap y Reneé me esperaban, aunque no sabía quienes o qué eran. Los nombres me sonaban raro, claro, pero luego me dijeron que en Holanda es bastante normal Jaap, el equivalente a Jacobus o Jacobo. Vale, haber empezado por allí, pero de todas maneras, como no hablo holandés, el medio de comunicación seguía siendo el inglés.

Este es un problema en todos los lugares con wwoofers de distinta condición, pelaje, edad, religión y sexo, y además nacionalidad. Ya me había tocado en varios de los últimos sitios: En casa de Wolfgang y Catherine, alemanes ellos, en la plantación eucaliptera de Sao Teotonio, con dos alemanes más, en casa de Diogo, con wwoofers de tres países, y el inglés como medio de comunicación. Seguramente he mejorado ese idioma, aunque nunca estoy muy seguro con él. Pero al parecer puedo mantener cierto tipo de conversaciones que no pensaba tiempo ha. Aunque en ocasiones entiendo una cosa y es la contraria….en fin.
Preparando mercancía para el mercado

De modo que una mañana, sobre las diez como a mí me gusta partir, salí de Campología, cerré todo porque ellos estaban en el mercado de Lagos, y triunfante con mi motocarro, me dirigí carretera nacional abajo, dejando que me pasen todos y cada uno de los coches que van detrás mío, siempre casi rozando, porque no importa que haya líneas discontinuas simples o dobles, ellos tienen más prisa y no será un “matavelhas” (así le llaman: “Mataviejas” o Tuck Tuck como en Oriente), el que les impida proseguir su marcha. Yo a mi ritmo, y el motocarro a su velocidad, que por cierto no es muy acelerada, mas bien todo lo contrario. Pero va, que es lo que importa. De vez en cuando con problemas, como ahora mismo con el alternador o vaya usted a saber, pero no me carga la batería.
De modo que sigue adelante, devorando kilómetros como loco...no será tanto, pero bueno.

EN CAMINO

De todas formas, el motocarro cumple su propósito básico, el de llevarme de un sitio a otro. Ahora bien, he de decir que por primera vez temía me dejara tirado. Ando con algún problema de batería, alternador o algo así, y se va descargando la batería de a poco, y esa mañana no arrancó. De modo que lo conecté a la corriente (tengo un cargador instalado en el carricoche), y a esperar un par de horas, hasta que finalmente arrancó y pude salir. Pero me temía que si paraba no arrancara más. De todas maneras, como tenía tiempo, llegué sin problemas a la finca, una verdadera preciosidad, toqué timbre y esperé, como decía el cartel, pero no salió nadie.

Frente de la vivienda de"Quinta Rosa"
De modo que ..qué hacer?..ir hasta el bar mas cercano, tomar una cervecita ( “Una Sagres pequenha, si fas favor”), y rogar porque después arranque. Allí trabé conversación con un portugués veterano que andaba en uno parecido (“pero el mío tiene cuatro ruedas”, dejó claro), pero le gustaba hablar, otros vecinos se unieron a la conversación, y finalmente , después de media hora de charla, mezcladita como carne para chorizo, conseguí un mecánico por las dudas.
La conversación no decaía, al final ya hablábamos del Benfica, el Barça y El Real Madrid, o como es mejor Portugal que España , y sus razones para verlo de esa manera (Me ha parecido tener este tipo de conversaciones muchas veces en España, al revés), y allí quedaron hablando solos cuando terminé mi cervecita. Solamente una, que hay que conducir, y mejor si es pequeña. No quiero problemas con la Guardia Nacional Republicana, alias policías lusitanos.

Pero subí al motocarro no muy convencido , cerré la puerta ...encendí..y volvió a arrancar mi sufrido vehículo, de modo que desanduve el kilómetro realizado anteriormente y volví a “Quinta Rosa”, mi destino.
Ahora sí, acerté...toqué timbre, esperé convenientemente, y una mujer de mediana edad vino toda sonriente a abrir la verja.
-“Jaap”, dije contento…
-No, Reneé….vale, no la pegué. No siempre se acierta a la primera, pero había un cincuenta por ciento de probabilidades...
Como los vehículos de los aeropuertos, me dice :
-:”Follow me”, y la seguí, que eso es lo que quiere decir en inglés ...y no lo que muchos piensan.

EN QUINTA ROSA

Aparqué frente a la casa, un hermoso chalet con jardines por todos lados, caballos, viñedos, gatos y perros. Allí me encontré finalmente con Jaap, el hacedor de vinos ecológicos...muy buenos vinos por cierto, y otro wwoofer, Jack, que duró solamente un par de días compartiendo habitación, porque se iba a otro sitio cercano a Aljezur, más al norte y cerca de Lisboa. Me mostraron mi habitación, el baño, (es más grande que mi anterior habitación en Campología, por cierto), la lavadora, cocina comedor, salón, terrazas, de todo un poco. Gente muy amable, mi inglés se iba extendiendo a medida que hablaba y parecía que entendían . Ellos y yo también. De modo que “adelante!”, y a continuar la conversación.

La finca , de unas cuantas hectáreas, está llena de viñedos. Por todos lados, y en toda ella, ni una hoja fuera de lugar. “Aquí tendré mucho trabajo” pensé para mis adentros, y no estaba muy equivocado…. Pero nada del otro jueves. El horario se cumple según lo establecido, unas 30 horas semanales, de ocho a una, y fin de la jornada. El resto del día libre para hacer lo que quieras, que en mi caso, y después de cinco horas de quitar hierbas con la desbrozadora, consiste en comer, arrastrarme hasta la cama y reparar con una buena siesta los estragos de la mañana. Que uno no anda para muchos devaneos, a esta altura del partido,
Porqué “Quinta Rosa”? . Tendrá algo que ver que haya rosas por todos lados, incluso a pie de viñedos?. Seguramente. Que Reneé haya adoptado el nombre artístico y faceboukero de “Reneé Fleur”?. Posiblemente ..
Y por eso el logotipo de los vinos es una rosa con el nombre de Jaap en medio. Visité con ellos la bodega, instalada en los bajos de la casa, moderna y bien organizada, como todo el resto. Digan lo que digan, la gente del norte es mucho más organizada que la del sur.
Vista de los viñedos
Las viñas están cortadas todas a la misma escala, amarradas del mismo modo, dejando solamente cuatro guías por lado, dos lados máximo y de tipo “espaldera”, si saben de qué hablo. Ya había visto este tipo de modelo en otros sitios, Patagonia incluido, con manzanos.

DOS AÑOS DE VIAJE

El próximo 22 de abril, “Dia de la Tierra”, fue el elegido para salir en esta aventura.
Allí. En Palma de Mallorca, tomé esa mañana el barco, con escolta de los “Classic Ryders” y amigos en coche, haciendo sonar los claxons como si fuera una fiesta...y quizás lo era, pero cuando finalmente quedé solo en el muelle, algo dentro mío pareció encogerse.

-”Bueno, ya estás metido en el baile...ahora a bailar”...pensé más o menos, y encaré la planchada de embarque, y me interné en la bodega del navío que me llevaría hasta Barcelona, primer lugar antes de salir hacia Tarragona. Quemaba mis naves, como quien dice, y me lanzaba de lleno a este quizás sinsentido viaje. Pero la cosa resultó, y aunque tenía previsto que fuera solo un año, y que recorrería toooda Europa, me encuentro ahora, dos años después con que solamente he hecho el sur de España y parte de Portugal.
Pero me di cuenta de inmediato que el plan era descabellado. No puedes andar saltando como langosta huyendo de la escoba, de semana en semana (Que era mas o menos mi idea primaria) y de lugar en lugar.

Porque si quieres conocer gente, circunstancias, aprender a realizar cosas, adquirir algún tipo de conocimiento del medio rural, tienes que hacerlo más lentamente. El algunos sitios se me fue más de un mes, en casi todos al menos tres semanas, en otros tuve que irme con el trabajo por la mitad o recién iniciado...pero no se puede tener todo en esta vida.
...y así hasta el día en que escribo esto. Se cumplirán los dos años quizás aquí, quizás en otro sitio.
Aún no tengo concertado el próximo destino, pero me quedan dos semanas de estancia en Quinta Rosa para saberlo.

Con mi infatigable motocarro
Y me sigue gustando mucho esto de ir haciendo camino al andar. Cada vez comprendo más a los siempre sufridos agricultores ecológicos, que no encuentran más que barreras e inconvenientes frente a las grandes multinacionales que continúan utilizando herbicidas, pesticidas y muchos “idas” más, materiales que generalmente estropean la tierra, contaminan las napas freáticas, los arroyos, ríos y mares, y en definitiva,
se encuentran en el otro lado en esto del Medio Ambiente.

Prefiero seguir colaborando con los primeros. Prefiero aportar mi pequeño grano de arena hasta que llegue un día, que seguramente no veré, en que se convierta en una soleada playa, con miles de millones de granitos de arena similares.


En definitiva, intentar dejar un poquito mejor esta Tierra a la que amamos, poco pero amamos, y que quienes continúen, no se quejen únicamente porque la raza humana no fue capaz de cuidar esa maravilla que tenemos, sino que en cambio, puedan disfrutar de una vida más confortable..y sobre todo, más saludable.
He dicho..


miércoles, 5 de abril de 2017

Esa extraña tribu verde





Con Sam, Johannes y Tobi en Zambulheura de Mar
Los “wwoofers” de los que suelo hablar, son voluntarios como yo, que cambian una serie de horas de trabajo diarias (suelen ser cinco o máximo seis), a cambio de casa y comida. Otras circunstancias es que los sitios a donde se va, son granjas o sitios ecológicos.
Realmente, lo que se pretende con este tipo de voluntariado es la colaboración para mejorar el medio ambiente, dentro del plano personal. Existe una organización llamada “Woof International”, de donde nace el apelativo, y se dedica a poner en contacto a voluntarios y sitios ecológicos. Y hay otras, como una llamada “Helps”, que también pone en contacto a granjas que solicitan voluntarios con la gente que está dispuesta a trabajar en el campo o en labores de tipo agrícola, siempre con ese tipo de convenio.

Si alguien no se encuentra a gusto con el propietario, simplemente le dice que se marcha, o al revés si el propietario no está de acuerdo con el tipo de tarea o rendimiento que recibe por parte del “woofer”. Simplemente es un tipo de intercambio de trabajo/estancia.
Se suele firmar un registro al entrar, y se establece el día de salida. En ocasiones la estancia puede estirarse, de modo que simplemente no se pone el día de salida en el convenio hasta que se hacen las maletas.
También se paga, por parte de los dos interesados, una cuota anual, sobre 20/30 euros, que da derecho a conocer los detalles de la finca vía página web, y son muchas las variantes en este sentido, dependiendo de los datos que inserta el propietario.

Esto tiene validez únicamente para un país en concreto. Cada página web establece las líneas a seguir, aunque son bastante parecidas, según me doy cuenta usando un par de ellas.

DE LO MAS VARIOPINTO

El tipo de voluntario varía mucho. Se encuentran personajes de todo tipo y edad, aunque existe casi un baremo que comienza con la veintena de años, y suele acabar allí por la sesentena.
De todas maneras, la chica más joven que he conocido en este par de años, es una francesa de nombre Inés, con 17 años. De los varones, el más joven ha sido Toby, de 18 años, oriundo de los Estados Unidos.

El mayor quizás un holandés de unos sesenta años con el que coincidí en Murcia durante un cierto tiempo. Sé de una señora de unos 65 que anda por Portugal buscando sitios, y que posiblemente me encuentre en algún momento.

Luego también una bibliotecaria italiana, que andaría rozando también los sesenta,  y que buscaba un acercamiento a la tierra para salir, quizás, de su puesto en medio de los libros. Ahora ha vuelto y según sé , sigue allí ordenando, catalogando y realizando demás quehaceres propios de su condición de bibliotecaria.
En medio de todo ello, he tenido la suerte de conocer personas de muchas nacionalidades, un surtido de lo más variopinto.

Plantando un bosque en Horta do Zé, Portugal
En estos momentos, en el sur de Portugal, me encuentro con esta variedad. Jelle es holandés, Joost es belga, Inés es francesa, y como decía en otra crónica, viene Pliun, otra holandesa. Y amenaza Marie-Soleil, una canadiense de Quebec.Y una china de origen americano que llegará cuando yo me vaya, a ocupar, supongo, mi lugar en esta granja. Y me he encontrado con Jack, un chico estudiante de la Escuela de Agricultura, que estaba haciendo prácticas, y otro Jaks, un inglés que estará ahora por Aljezur.

Me he cruzado con un coreano, con un corso, algunos italianos, muchos alemanes y algunos holandeses, un solo español, gente de Inglaterra, de México, un colombiano, otro boliviano, un irlandés,  varios  canadienses, gente de mucha condición y muy diversa en motivaciones y experiencias..

Cada uno con sus cosas.

El corso vino a fabricar un tiovivo, carrousel, calesita o como quiera llamarle, con un tipo que había hecho uno y lo explotaba comercialmente por las zonas de costa de España, y él quería hacer lo mismo. Tuvo problemas con los papeles y seguramente está en Córcega pedaleando su bicicleta, porque el asunto es que fuera así, impulsado por una bicicleta, pedaleando sin parar. Los caballitos, ciervos y demás animales que formaban el cotarro, y don de disfrutaban los pequeños, fueron fabricados con neumáticos viejos.
Inés, una francesa, venía a hacer una tesis para sus estudios de español en Francia, y eligió el tema de las granjas ecológicas como tema. Toby y Sam, dos compañeros estadounidenses, solamente venían de paso hacia Francia, tocaron Portugal, luego Madrid, Pamplona y finalmente París. Luego de vuelta a su rutina. 
Viola, italiana, comenzó en Castellón como voluntaria, se quedó en un sitio como un año, merced al hijo de la dueña, un joven con el que empatizó bien. Luego viajó a distintos sitios, Valencia, Cáceres, Sevilla, y quería reunirse conmigo en Portugal, pero no se dio la cosa.Lo último que he sabido de ella es que estaba en algún lugar de Extremadura.
Me he encontrado varias veces con Alex, un colombiano estupendo, y compartimos más de una noche de copas, salidas y visitas por Granada. Un tipo genial, estudiante de Historia de Arte, que cambió posteriormente por algo en 3-D.. Pero creo que le sigue el gusanillo de la tierra, porque de vez en cuando pregunta por alguna granja disponible e interesante.

Un caso aparte y extraño lo conformaban un mexicano y su esposa estadounidense, que venían realizando un larguísimo viaje de bodas, trabajando como “woofers” en distintos lugares. Así habían conocido varios países, y esperaban viajar un poco más antes de volver a Chicago.

Fabricando un calentador solar con Michelle en Tarragona
Una voluntaria franco-libanesa cambió su trabajo como voluntaria  por otro de “au-pair” cuidando un par de niñas en Mairena del Alcor, cercano a Sevilla. Lo último que supe de ella es que estaba en un chiringuito de playa, trabajando de camarera.
El holandés sesentero se tomaba un tiempo de libertad, con un mes sin su mujer, que quedó en Holanda, pero que finalmente lo pasó a recoger por Murcia en un coche de alquiler, para seguir paseando juntos por España.
Inés, una chica franco-portuguesa, es navegante de oficio, y quizás en estos momentos ya se encuentre reparando un velero en Portimao, con el cual se irá, con otras personas (30 metros de eslora, dijo), a dar alguna vuelta por este mundo que habitamos.

Algunos pasaron sin pena ni gloria durante el tiempo de voluntariado, aunque ejemplo  como el irlandés que estuvo por Meixilonheira Grande, volvieron a su lugar de origen a los tres o cuatro días, porque no se encontraban a gusto. El mismo caso fue el de un francés que estuvo casi una semana en este último destino, pero el trabajo le pareció demasiado duro y sus problemas personales también, (la muerte reciente de sus padres, entre otros), de modo que volvió a hacer las maletas y se marchó .
 Otros resisten a trancas y barrancas, por puro orgullo, pero seguramente eligen posteriormente otro tipo de trabajo.

LO QUE REPRESENTA EL VOLUNTARIADO


Alex y Bettina en Castellón, en casa de Pepa
Existe una página web titulada “Wwoofers, la Tribu Verde”, que da muchos detalles sobre lo que representa ser un voluntario de este tipo. Simplemente decir que se debe querer la Tierra, se debe pensar en aportar un mínimo granito de arena con su labor diaria, y que el resultado final debiera ser el de frenar la polución, aportar mayor producción de productos biológicos, extender a nivel local la creencia de que se debe mejorar el medio ambiente a pesar de las grandes compañías, las enormes empresas y los malos gobiernos.
De modo que hay que sentir cierta alegría por tener contacto con una tierra no muy contaminada, aprender a utilizar los elementos naturales para el control de plagas, aplicar las enseñanzas para trabajar el campo, mejorar los tipos de cultivos, y en general, defender la Naturaleza a capa y espada, dentro de las posibilidades de cada uno.

No todo el mundo comprende esta situación a la primera. Hay mucha gente que solamente quiere aprovechar un período de tiempo corto y en libertad, para probar como wwoofer. Aunque mucha gente ya lo ha hecho en otros sitios, han contactado con la Naturaleza y continúan luego haciendo este tipo de vida en otros campos biológicos.

Reparando un "teepee" en casa de Txus
No deja de ser una aportación muy particular, a nivel personal, quizás un poco de crecimiento interior y de respeto por el medio ambiente, y la oportunidad de intentar, en la medida de lo posible, que en el futuro éste sea un planeta más habitable, más humano, más natural.
No toda la gente comparte este punto de vista. Las grandes multinacionales, las empresas productoras de verduras y hortalizas, cítricos o frutas diversas, quieren más producción, y utilizan herbicidas, nitratos y muchos nutrientes para que las plantas crezcan rápidamente, produzcan más y se vendan rápido.

No importa mucho aquí el sabor final, sino el aspecto. No el gusto sino el tamaño.

 Y es una especie de batalla enconada, sorda, que hay que hacer a nivel personal o al de pequeño productor-agricultor, intentando convencer a su clientela final de que es mucho mejor un fruto que no tiene el color exacto, el tamaño adecuado, pero sabe….a gloria.
Sabores que se van perdiendo en el olvido, pero basta volver a probar uno de estos elixires biológicos para retornar a la infancia, a los tiempos de cultivo del abuelo, a aquellos sabores caseros, sin aditivos, sin conservantes, puros y naturales.

En fin, que quizás sea una batalla perdida, aunque se va extendiendo de manera pausada y continuada por mercados, grandes superficies, lugares específicos de venta de productos bios, en hogares donde el sabor prima sobre la apariencia.
Aún son más caros los productos biológicos que los tratados con pesticidas, herbicidas o nutrientes industriales, pero todo se andará….Bastará con que la gente normal y consciente continúe solicitando y comprando estos productos, para que en algún momento, se estabilicen los precios y se pueda competir a nivel más o menos industriales.
Ojalá.