sábado, 9 de septiembre de 2017

Retornando...que es gerundio


Comenzar después de un pequeño interludio...sería un re-comienzo ? .Supongo que sí.
De momento, es lo que he hecho. Apuntaba en anteriores entradas en este blog las dificultades habidas durante el último tiempo. Sobretodo la de índole familiar que nos ha dejado a toda la familia tocada, muy tocada. Y ésta fue una de las causas por las cuales abandoné Las Graceas, en Jaén, enfilé el carricoche hacia el sur, y solamente me detuve para embarcar en Denia, camino de Palma de Mallorca.

El tiempo continúa su avance inexorable, y a un mes y pocos días del triste acontecimiento, las cosas comienzan a recolocarse , o al menos cada día que transcurre es un paliativo más para continuar con la aventura cotidiana y alejarnos de ese “gri-gri” que nos marcó un fatídico día 13.
Vista de la aldea de Las Graceas
Afortunadamente, todo el mundo le ha echado cara al asunto, y los ánimos van permitiendo una especie de regreso a la normalidad, entre comillas, pero que es necesario para afrontar con temple, serenidad y positivismo nuestros actos cotidianos. La vida sigue...

VOLVIENDO A LAS ANDADAS

De manera que tras unos cuantos días de reencuentro, intercambio de opiniones, lágrimas y consuelo mutuo, finalmente decidí seguir con mi aventura como voluntario, de momento, y en las cercanías , al menos geográficamente, para intentar aportar en cualquier momento lo que sea que aporte mi presencia física en relación con la familia.
Que no unicamente cercanía mental, que siempre lo físico será mucho más cercano.
Tengo también que ponerme un poco al día con las redes sociales, que últimamente tengo bastante abandonada, pero los ánimos no estaban muy boyantes para ello. Cuesta dejar ciertas cosas de lado, pero no hay otra manera, al menos por el momento.

Y me he ido de “wwoofer” a una finca ubicada a unos kilómetros de la ciudad de Manacor, cuna de Rafa Nadal y de otros ilustres, donde fui recibido con muy buena disposición por parte de Joan, su mujer Petra, y sus hijos Jordi y Laura.
En esos momentos también se encontraba Chloe, una voluntaria inglesa de veinte y pocos años, con quien tuve oportunidad de compartir tareas, comidas y charlas durante un cierto tiempo, hasta que retornó a su Brighton natal.
Ocurrió una coincidencia curiosa durante su estadía. Yo leí en esos momentos un libro de Patricia Highsmith, titulado “Crímenes imaginarios”, que había tomado de una bien provista biblioteca con que contamos en nuestra cocina-comedor-salón. Uno de los temas principales de la novale ocurría precisamente en Brighton y en algunas poblaciones de los alrededores , muchos de los cuales Chloe conocía de sobra, así como indicaciones de calles y avenidas, o barrios donde transcurría dicha novela. La novelista estab bien documentada, al parecer.

Bien. El caso es que me encontré nuevamente trabajando en un par de huertos que el matrimonio cuenta en un lugar cercana a la vivienda, a unos dos o tres kilómetros de Manacor, y seis o siete del sitio donde estamos.
Mallorca y demás islas del archipiélago
Como en muchas otras ocasiones, los productos de dichos huertos son vendidos directamente al consumidor, en mercadillos o puestos ecológicos, y en este taco también, en un mercado bisemanal que se instala en la denominada Plaza de los Patines, en la capital mallorquina. De manera que dos veces por semana, se trabaja más intensamente el día anterior, en la recolección, preparación y carga de una furgoneta que muchas veces me asombra por el cálculo al milímetro en la disposición de la carga. En una ocasión, hubo que colocar la Renault Master en una bajante, para que se pudieran cerrar las puertas traseras, cargada hasta los topes como iba.

He conocido la venta en mercados, ya que durante muchos años realicé ese tipo de actividad. Levantarse al alba, o antes (en este caso salen poco después de las cinco de la mañana), para recorrer los 30 ó 40 kilómetros que le separan de Palma, montar el puesto, preparar la mercanciía y vender, o intentar hacerlo, durante toda la mañana, hasta pasado el mediodía. Trabajo a la inversa, desmontar el puesto y cargar, y llegar a tu casa a las 3 ó 4 de la tarde.Ducha, comida y siesta obligatoria para reponer fuerzas.

VEREMOS QUÉ OCURRE

Así, varios días a la semana. Dos de mercado efectivo, y dos de duro trabajo anterior. Y el resto… sembrar, recolectar, regar, cuidar animales, limpiar, ensacar productos, quitar hierbas, pasar escardillo, abonar tierras, y los mil un detalles que jalonan la labor del campo.
Esto es un aviso para navegantes. Hay muchas personas que habitualmente viven en ciudades, que quieren, a través del voluntariado, conocer la vida en el campo. Solamente les digo que suele ser dura...y en ocasiones muy dura. Pero asimismo muy gratificante, si te gusta la tierra, las labores agrícolas y hortelanas, los amaneceres y atardeceres en paz y tranquilidad, en una íntima comunión con el Universo.
Una vista en las cercanías del huerto
La finca se corresponde con el lugar donde está ubicada. Viviendas en piedra vista, el material que más abunda por estos lares, sobrio y confortable a la vez, conviviendo con personas parcas en palabras y gestos, como corresponde a mucha gente del campo. Los huertos están en una tierra más amable, con menos piedras y más humedad, y las tareas son menos enérgicas, o al menos de índole menor a algunos sitios por donde he andado.
Ambiente típicamente mediterráneo, donde nos hacemos nuestra propia comida, pero siempre provistos de adecuado avituallamiento por parte de los propietarios. Y melones y sandía a manta. Creo que en pocas ocasiones, si es que ha habido alguna, en las cuales he despachado tantos melones y sandías. Sobre todo los primeros, deliciosos y variados. Incluso en muchas oportunidades, a la hora de terminar la faena, nos reunimos bajo un árbol a degustar algún melón en compañía, e intercambiar opiniones sobre el trabajo o la vida cotidiana, el tiempo y sus circunstancias.

Chloe se acaba de marchar, y soy el único voluntario en estos momentos, lo cual podría incidir en el hecho de prolongar mi estancia un cierto tiempo. Si fuera así, tengo apalabrada otra finca para el mes que viene cercana a la localidad de Campos, sobre la cual tendré que concretar próximamente sobre mi presencia allí, o de lo contrario comenzar a pensar en la probabilidad de continuar como “wwoofer” en alguna finca de la península o de otras islas vecinas.


Pero esto puede ser motivo de otra historia...o no.


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