sábado, 7 de noviembre de 2015

Perdido en el bosque



Una de las facetas interesantes de estar viajando, es que en poblaciones pequeñas como Nogueruelas ( llegó a tener 1150 habitantes, y hoy  habrá unos 300, con suerte), cualquier novedad es bienvenida, es tema de conversación, se renueva el material habitual en la plaza, el parque infantil, los bares. Esto me ha venido sucediendo mucho, cuando la gente del lugar se interesa por tu locura en motocarro.

Y es motivo de muchas bromas, de chanzas, de buen humor y muchas rondas cerveceras habitualmente. Existen dos sitios con wifi, de modo que aparezco de tarde en tarde por el Hotel La Casa Grande, o por el Bar  Salero,  Allí me instalo con el ordenador y comparto con mi gente estas pequeñas aventuras.

Una de las cosas por las cuales Nogueruelas es conocido en esta temporada, es por sus setas  y sus trufas negras.

Amplia y variada gama de setas comestibles existen en las laderas de sus montes cercanos. El pueblo está rodeado literalmente por montes poblados de pinos, carrascas o encinas, matorral bajo y musgos que permiten florecer los productos micógenos. El Ayuntamiento te cobra por recoger una cantidad determinada, y tú te paseas con tu cestita, tu navaja y tu mochila, en busca de “peu de ratas”, Rovellones ( o rebollones, como les llaman aquí deformando una palabra catalana), plateras, babosas, pedos de lobo o “fredalines”, entre otras variedades que no conozco. Tampoco es que sepa mucho del asunto, pero tengo a Txus que a la vez es un guía experto para grupos foráneos que llegan con el mismo fin durante todo este mes. Y sobre todo, me cuido muy mucho de coger una Amanita, un verdadero peligro para el ser humano medio despistado.

EN BUSCA DE SETAS

Había estado en un sitio denominado “el Cuarto”, una zona montañosa hasta donde llega una pista forestal de tierra. Fuimos a comprobar la existencia de setas porque venía la televisión a filmar, y Txus era uno de los protas. Luego de un día completo filmando y trasladándose de un sitio a otro, la TV aragonesa plegó sus bártulos y se fue. A los dos días fuimos a recoger algunas setas  con Txus. El tiene los tickets de cobro, así que ningún problema. Recogimos como para una cena abundante, y algunas determinadas a congelar,  para más adelante. El sitio es un bosque continuado, interminable, que sube y baja montes, que filtra la luz del sol de forma tamizada, y que te hace sudar a poco de andar. Sitio hermoso, con una temperatura estos días que te invita a caminar por la ladera de los montes, en busca de esos pequeños tesoros.

Ningún problema, llevamos a “Pequeño”, un enorme perrazo que más o menos cuida la casa,y volvimos con la caída del sol. Nos prometemos otra visita más adelante, y vaya si lo cumplimos sobradamente.

PERDIDO EN EL BOSQUE

El día de retorno fue el viernes. Recuperados de dos salidas lunes y martes o así, cuando fuimos a ver fútbol al bar Salero (en casa no hay, como es habitual en estos sitios), y regadas abundantemente las acciones del Barça un día y del Madrid el otro en plan de buen rollito, por la tarde, después de trabajar, comer y dormir una siestecita, nos vamos Txus, Pequeño y yo a por más. Mismo sitio, mismo horario, mismos protagonistas.

Quedamos en retornar junto a la furgo en un par de horas, y allá que vamos. Y me meto por aquí, por allá y por acullá. Y hay unos cuantos “rovellons”, y lleno una media cesta. Pequeño iba y venía, se metió en un charco y paseaba sus patas embarradas buscando alguna novedad.

Total que se acerca la hora, y tiro para la furgo. O al menos eso pensé.

Había un barranco largo, y esperaba rodearlo para poder bajar. Pero seguía y seguía, y cuando tengo un risco despejado para mirar el paisaje, no reconozco el lugar.

Verdaderas maravillas en el bosque, como este caminito de setas
Pas probléme. Saco el móvil, aviso a Txus que no sé volver, y le describo el lugar. No hay cobertura, de modo que vía watshapp un mensaje, hasta tanto consiga llamarle. Pongo en marcha el GPS, por si no encuentro una salida.El lugar donde descendí era un conjunto de tres casas cercanas, un valle con chopos, vacas poco curiosas y un arroyuelo. Llego hasta las viviendas, y están abandonadas. Se me está echando la noche encima.

…Y el móvil tiene poca batería, cómo no ¡

No recibía contestación de Txus, de modo que envío mensajes a Tamara, para que le avise a mi compañero, por si acaso él tuviera cobertura.  De las masías abandonadas partía una especie de sendero, la noche ya es una realidad, de modo que olvido a Txus, espero que le informen, y yo entretanto me voy por la pista. Es el modo más fácil de salir de un bosque. Conducen siempre a un lugar poblado.  Hay una media luna colgada en el cielo, y mal que bien distingo la pista y evito algunas piedras grandes. Una caída puede ser una grave complicación.

Dejo algunas señales sobre el camino, por si me buscan. Efectivamente.

Entra un watshapp sobre una loma, entran llamadas, no alcanzo a contestar y ya no tengo cobertura…y se me agota la batería. Leo un mensaje de Tamara: “Que dice Txus si vas por una pista asfaltada o no. Que ya ha avisado a la Guardia Civil”. Me detengo a responder y el móvil se muere.

Finito.

Pues bueno. Paciencia. Salen las primeras estrellas , el clima no es muy frío, aunque en la mochila viene  acompañándome mi chubasquero, por si acaso., El terreno es pedregoso y hay que caminar con cuidado.

En un momento dado, unos jabalíes corren entre los matorrales gruñendo. Pues vaya!! Cojo un palo del suelo por las dudas, mientras llevo en la espalda la mochila, y en el otro brazo la cestita con los champiñones. Faltaba más!. No hay que descuidarlos, ni ponerlos en una bolsita de plástico, ni nada de eso. Primera lección de recogida de seta: El hongo no se tiene que romper. De modo que para ello la cesta de mimbre y la navaja, para intentar que las esporas caigan en el mismo sitio y la próxima temporada nazca un nuevo champiñón..o lo que sea. Sigo caminando, entreviendo la pista, un sendero abrupto que sube y baja lomas.

Y luego otro sonido inquietante, al cabo de poco. Ladridos.

Eso puede ser motivo de preocupación, si llegaran a ser perros asilvestrados, que los hay por aquí, fruto de olvido, despiste o poca precaución de los cazadores. El perro domestico se transforma cuando se encuentra en libertad por los montes. Ataca al ganado, y también a la gente si se pone en medio.

Dónde c...quedará el Cuarto ???
De modo que pensaba pasar lo más lejos posible de una hipotética jauría, si ello era probable. Pero no tenía ninguna intención de abandonar la carretera. Llevaba más de hora y media caminando, cuando la pista se vuelve a abrir, y distingo en la oscuridad un cartelito a la vera del camino. Saco un mechero que llevo desde que Victor me lo dio hace muchos meses, y alcanzo a leer las indicaciones.

Nogueruelas para un lado, y Rubielos de Mora para el otro. Era un cartel indicador de un itinerario de senderismo. Alabados sean los dioses! Ya sabía dónde ir. Veo una luz a lo lejos, y me las prometo felices. Llego a un lugar denominado “La Pila”, por un abrevadero que llena de agua constantemente unos pilones para animales. Llamo a gritos, pero seguramente no habría nadie y quienquiera que habitara allí dejó una luz encendida antes de marcharse a algún sitio.

Total, sigo  bajando por el camino.

A lo lejos escucho un claxon. En un recodo del camino aparecen unas luces.

Antonio y Carlos, vecinos de Nogueruelas aunque viven en Valencia y Barcelona respectivamente, estaban de fin de semana.Cuando se corrió la voz, salieron con su 4x4 en mi busca.

-Tú eres el perdido?- me pregunta Antonio.

-Supongo que sí.

-Hala, pues sube.

Llamadas con el móvil : “lo tenemos con nosotros. Sí, está bien. Cerca de La Pila, si, vamos al hotel”. Explicaciones de mi silencio, y unos 5 kilómetros ahorrados de caminar. Los otros ocho o diez me los comí, más lo andado por el monte. Mi talón de Aquiles izquierdo empezaba a avisarme que estaba demasiado castigado, así que se agradecía “el aventón”.

Antigua "hielera". Cueva donde se apretaba la nieve en
 invierno, y en verano se trasportaba a veces a más de 100 kms.
Llegada al Hotel , sonrisas de “perdónenme”, y “no pasa nada”, y un grupo más que considerable. Enchufo el móvil y llamo a Tamara para que no se preocupara. Txus estaba ya esperándome en el bar-restaurante del hotel (es también del alcalde, que vendría luego y que coordinaba un poco la cosa junto al 112), junto a algo de la peña que me había salido a buscar. Cinco coches de particulares y dos de la Guardia civil, una del pueblo vecino y una del Grupo de Montaña.

A medida que refrescábamos el polvo del camino con unas birras, el grupo iba aumentando con la llegada de los demás buscadores. El guarda forestal y su mujer, Antonio y Carlos, junto a otros cuyos nombres se me quedaron en la nebulosa del cerebro. El tema de conversación dio para mucho, y supongo que los días posteriores – hasta que un nuevo acontecimiento tenga lugar – dará para más.

Cuando se agotó la historia en el Hotel la Casa Grande, la Guardia Civil anotó cosas, me volvió a preguntar si quería ir al Centro de Salud o algo, algunos se fueron a sus casas respectivas, un grupito que había quedado subimos por la cuesta hasta el bar Salero, donde retomamos el tema – birras y charla- con nuevos contertulios. Llegamos cansados, hambrientos y adornados, como a la una de la mañana. Al menos sabemos que nos fuimos a dormir sobre las dos y media.

Menuda satisfacción cuando me metí en la cama ¡!! No me había perdido, pero no sabía dónde estaba….lo cual en una montaña que no conoces, viene a ser lo mismo.. Pero tuvo un final feliz.

Fin de un capítulo más o menos interesante, y una anécdota más para contar.

 

 


1 comentario:

  1. Vaya percal Ricardo.. Desde luego otra cosa no pero anecdotas te quedaran de este viaje sin duda... Animo !!

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