Me encuentro pasando un
cierto tiempo en una aldea destruída-reconstruida en las
inmediaciones del Parque nacional de Cazorla, junto a las montañas
del mismo nombre.
Vista general de la aldea Las Graceas |
Se llama Las
Graceas, nombre derivado de “Agraciadas”, y está enclavada en
las montañas cercanas al parque citado, en la provincia de Jaén. He
vuelto a la comunidad andaluza después de mi estancia en Ciudad
Real, breve pero muy intensa, y ahora sigo hacia abajo, camino
finalmente de Palma de Mallorca.
Creo que el viaje ha
acabado por ahora. Pensaba seguir hacia el norte portugués, y en
otra ocasión he manifestado lo de las señales que me indicaban que
no, que no era ese el camino, y como generalmente suelo hacer cosas a
este tipo de intuición, anticipación, freno o como usted quiera
llamarle, me avengo a ello y trato de remodelar la cosa.
Desgraciadamente,
estas señales que me indicaban un regreso no estaban equivocadas
para nada.
MOMENTOS DUROS
Mi familia y yo
estamos hechos polvo, literalmente.
Vista de la aldea, la escuela-iglesia, y vecinos |
Esperábamos con
ansia la llegada de una nieta, que fatalmente no alcanzó a nacer. El
choque ha sido brutal, inesperado y letal. Nadie se encuentra
preparado para un acontecimiento así, a horas de lo que esperábamos
un nacimiento feliz. No lo ha sido, y la muerte fulminante nos deja
destrozados.
De modo que mañana
por la mañana emprendo el viaje nuevamente, esta vez con destino
final en Denia, Alicante, desde donde tomaré un barco hacia Palma.
Ahora siento que mi lugar está allí, con los míos, intentando
superar de la mejor manera posible este mal trago.
Así que de momento,
la aventura europea se reduce a una aventurilla en la península
ibérica, y a dos años y medio de mi partida debo retornar. Espero
que mi presencia ayude de algo, como consuelo, presencia, fortaleza,
lo que se pueda dar, para que podamos retornar a una senda más o
menos normal.
He tenido,
particularmente, la suerte de contar con el apoyo de una hermosa
familia: Juanlu, un sevillano viajado y de vuelta de muchas
historias, comprensivo como el que más, Zahira, su esposa italiana,
un carácter bondadoso con la cual, al igual que con Juanlu, he
compartido lágrimas, charlas, silencios y discreción a tope. Y
Nilo, un hermoso niño de siete años que me ha hecho muchas tardes
más placenteras y soportables.
Y eso que ellos
vivían-viven, su propio drama familiar: el padre de Juanlu se ha
roto la cadera, 85 años, diabetes, diálisis y más situaciones
comprometidas, como eśta que esperamos supere, porque cuando estoy
escribiendo esto, en mi último día en Las Graceas, recién está
recuperando consciencia y alguna movilidad.
Por eso todos
tendrán mi agradecimiento de por vida, porque entre todos hemos
intentado tener positividad, echarle cara a los asuntos penosos e
intentar salir del pozo de la mejor manera posible.
MI VIDA EN LAS
GRACEAS
Jaime y Juanlu colocando tejas con paja |
He pasado algo así
como mes y medio en labores de bioconstrucción, reparando,
construyendo y echando un cable en lo que se pudiera, en una aldea
pequeña, prácticamente despoblada que Juanlu y algunos pocos más,
de momento, intentan reflotar.
El último toque. Techo acabado |
Tienen un proyecto a
largo plazo, que comenzó con la reconstrucción parcial de la casa
de este matrimonio, la construcción de una vivienda para un
mexicano, Jaime, que intentaba abrirse camino con la posibilidad de
tener casa y terreno por muy poco dinero, e intervenir en el proyecto
final de formar una especie de comunidad abierta, artesana y
sostenible. Mucho trabajo, pocos resultados por el momento, pero se
van haciendo cosas.
Hay planificados huertos, reconstrucción de
viviendas olvidadas y medio derruidas, en una elevación de 700
metros junto a la localidad de Puente de Génave, a escasos cuatro
kilómetros del Parque de Cazorla.
Tiene muchas cosas a su favor,
como la ubicación a pie de carretera, agua y luz, casas que pueden
ser reconstruidas, hospital comarcal a 2 kilómetros, dos o tres
poblaciones a no más de 6/8 kilómetros, apoyo de las autoridades
locales, de técnicos, abogados, etc. Lo que menciono, un proyecto a
unos cinco años vista, donde cualquier persona con inquietudes
similares es bienvenida.
Movemos piedras,
limpiamos terrenos, apaleamos arena, tierras para siembra, se
preparan bancales para huertos, se plantea la posibilidad de una
escuela, aunque un autobús lleva a Nilo cada mañana al cole, pasa
a recoger otros niños de aldeas cercanas, y vuelven después de la
comida, todo por cuenta de la Junta de Andalucía.
Es una gran
posibilidad para matrimonios con hijos, o personas aisladas, tanto da, que quieran asentarse en un
buen lugar con poco dinero, y muchas probabilidad de auto sustento,
reconocimiento de la madre Naturaleza y siempre desde la óptica de
protección y potenciación del medio ambiente.
La retro moviendo piedras de un nuevo asentamiento |
Espero que los
planes salgan, porque son gente que se lo merece. A poco que tengan
el apoyo de las autoridades, el Centro Social, la antigua escuela, la
plantación de árboles y espacio de recreo para los habitantes, se
irá haciendo realidad. De momento se está creando una asociación
para contar con mayor fuerza, y se cuenta con ayuda de profesionales
locales que intentan que esta aldea recupere el esplendor de otros
tiempos, y si es posible, lo supere.
De momento, preparo
el motocarro para hacer los más de 300 kilómetros que me separan
del ferry que me llevará a otras situaciones, pero la vida nunca
suele venir como uno la espera. Será cuestión de ir viendo, paso a
paso, como se desarrollan los acontecimientos.
Pero eso será tema
de otra historia...o no.
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