miércoles, 19 de julio de 2017

En tierras del olivo..y quizás punto final



Me encuentro  pasando un cierto tiempo en una aldea destruída-reconstruida en las inmediaciones del Parque nacional de Cazorla, junto a las montañas del mismo nombre.
Vista general de la aldea Las Graceas
Se llama Las Graceas, nombre derivado de “Agraciadas”, y está enclavada en las montañas cercanas al parque citado, en la provincia de Jaén. He vuelto a la comunidad andaluza después de mi estancia en Ciudad Real, breve pero muy intensa, y ahora sigo hacia abajo, camino finalmente de Palma de Mallorca.

Creo que el viaje ha acabado por ahora. Pensaba seguir hacia el norte portugués, y en otra ocasión he manifestado lo de las señales que me indicaban que no, que no era ese el camino, y como generalmente suelo hacer cosas a este tipo de intuición, anticipación, freno o como usted quiera llamarle, me avengo a ello y trato de remodelar la cosa.
Desgraciadamente, estas señales que me indicaban un regreso no estaban equivocadas para nada.

MOMENTOS DUROS

Mi familia y yo estamos hechos polvo, literalmente.

Vista de la aldea, la escuela-iglesia, y vecinos
Esperábamos con ansia la llegada de una nieta, que fatalmente no alcanzó a nacer. El choque ha sido brutal, inesperado y letal. Nadie se encuentra preparado para un acontecimiento así, a horas de lo que esperábamos un nacimiento feliz. No lo ha sido, y la muerte fulminante nos deja destrozados.
De modo que mañana por la mañana emprendo el viaje nuevamente, esta vez con destino final en Denia, Alicante, desde donde tomaré un barco hacia Palma. Ahora siento que mi lugar está allí, con los míos, intentando superar de la mejor manera posible este mal trago.

Así que de momento, la aventura europea se reduce a una aventurilla en la península ibérica, y a dos años y medio de mi partida debo retornar. Espero que mi presencia ayude de algo, como consuelo, presencia, fortaleza, lo que se pueda dar, para que podamos retornar a una senda más o menos normal.
He tenido, particularmente, la suerte de contar con el apoyo de una hermosa familia: Juanlu, un sevillano viajado y de vuelta de muchas historias, comprensivo como el que más, Zahira, su esposa italiana, un carácter bondadoso con la cual, al igual que con Juanlu, he compartido lágrimas, charlas, silencios y discreción a tope. Y Nilo, un hermoso niño de siete años que me ha hecho muchas tardes más placenteras y soportables.

Y eso que ellos vivían-viven, su propio drama familiar: el padre de Juanlu se ha roto la cadera, 85 años, diabetes, diálisis y más situaciones comprometidas, como eśta que esperamos supere, porque cuando estoy escribiendo esto, en mi último día en Las Graceas, recién está recuperando consciencia y alguna movilidad.
Por eso todos tendrán mi agradecimiento de por vida, porque entre todos hemos intentado tener positividad, echarle cara a los asuntos penosos e intentar salir del pozo de la mejor manera posible.

MI VIDA EN LAS GRACEAS
Jaime y Juanlu colocando tejas con paja

He pasado algo así como mes y medio en labores de bioconstrucción, reparando, construyendo y echando un cable en lo que se pudiera, en una aldea pequeña, prácticamente despoblada que Juanlu y algunos pocos más, de momento, intentan reflotar.

El último toque. Techo acabado
Tienen un proyecto a largo plazo, que comenzó con la reconstrucción parcial de la casa de este matrimonio, la construcción de una vivienda para un mexicano, Jaime, que intentaba abrirse camino con la posibilidad de tener casa y terreno por muy poco dinero, e intervenir en el proyecto final de formar una especie de comunidad abierta, artesana y sostenible. Mucho trabajo, pocos resultados por el momento, pero se van haciendo cosas. 

Hay planificados huertos, reconstrucción de viviendas olvidadas y medio derruidas, en una elevación de 700 metros junto a la localidad de Puente de Génave, a escasos cuatro kilómetros del Parque de Cazorla. 
Tiene muchas cosas a su favor, como la ubicación a pie de carretera, agua y luz, casas que pueden ser reconstruidas, hospital comarcal a 2 kilómetros, dos o tres poblaciones a no más de 6/8 kilómetros, apoyo de las autoridades locales, de técnicos, abogados, etc. Lo que menciono, un proyecto a unos cinco años vista, donde cualquier persona con inquietudes similares es bienvenida.

Movemos piedras, limpiamos terrenos, apaleamos arena, tierras para siembra, se preparan bancales para huertos, se plantea la posibilidad de una escuela, aunque un autobús lleva a Nilo cada mañana al cole, pasa a recoger otros niños de aldeas cercanas, y vuelven después de la comida, todo por cuenta de la Junta de Andalucía.

Es una gran posibilidad para matrimonios con hijos, o personas aisladas, tanto da, que quieran asentarse en un buen lugar con poco dinero, y muchas probabilidad de auto sustento, reconocimiento de la madre Naturaleza y siempre desde la óptica de protección y potenciación del medio ambiente.

 
La retro moviendo piedras de un nuevo asentamiento
Espero que los planes salgan, porque son gente que se lo merece. A poco que tengan el apoyo de las autoridades, el Centro Social, la antigua escuela, la plantación de árboles y espacio de recreo para los habitantes, se irá haciendo realidad. De momento se está creando una asociación para contar con mayor fuerza, y se cuenta con ayuda de profesionales locales que intentan que esta aldea recupere el esplendor de otros tiempos, y si es posible, lo supere.

De momento, preparo el motocarro para hacer los más de 300 kilómetros que me separan del ferry que me llevará a otras situaciones, pero la vida nunca suele venir como uno la espera. Será cuestión de ir viendo, paso a paso, como se desarrollan los acontecimientos.

Pero eso será tema de otra historia...o no.

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