He salido finalmente
de tierras portuguesas, para reencontrarme nuevamente con la región
extremeña . Acabo de estar unos días en el Valle de Quixo, donde me
he reencontrado con Bruno y Zé, dos amigos con quienes viví una
temporada en el momento de entrar en Portugal.
Los restos romanos jalonan el camino |
Quizás lo que las
señales estaban indicando que más me valía no ir hacia el norte.
Toda una serie de inconvenientes se habían coaligado días antes y
ello fue lo que me indicó que probablemente lo mejor era retornar a
España, e incluso abandonar esta aventura. El motocarro se queja,
pero va devorando kilómetros y kilómetros. Me estoy acercando a la
frontera luso-española, camino de Badajoz. Dejo la Huerta de Zé,
con la satisfacción de saber que allí más que una granja ecológica
más, lo que dejo son algunos amigos y muchas experiencias vividas,
paso por Alcacer do Sal, donde me detengo a hacer mi último cafetito
en mi bar favorito, me quedo con ganas de comer algo en una fonda
conocida, pero es de mañana aún, la carretera espera y voy un poco
en vilo, porque ignoro si el motocarro seguirá respondiendo.
EN TIERRAS
EXTREMEÑAS
Sin transición, y
casi sin darme cuenta, paso la frontera y me acerco a Badajoz, que
queda pegada a la línea divisoria. Cambia un tanto la carretera,
para mejor, pero eso es todo. Incluso en el primer lugar que me
detengo he de hacer un esfuerzo para cambiar el chip e incorporar mi
idioma.
-Estás en España!
No teins que falhar mais portugueis !!!
Lástima. Me ha
gustado mucho la cadencia y la posibilidad que he tenido de hablar en
un nuevo idioma. También el ver que se cierra un capítulo de varios
meses por tierras lusitanas, primero en Alentejo, la región central,
posteriormente en el Algarve, más al sur, lindando con el mar, y
retorno a Alentejo como vía de salida.
Me ha sorprendido
muy agradablemente Portugal. Entiendo que en España se habla poco
del país vecino, y viceversa, pero es algo que no debiera ocurrir,
porque tanto uno como otro son países colindantes, sus costumbres
parecidas, los paisajes pueden rivalizar unos con otros sin ningún
menoscabo, y las culturas no difieren mucho unas de otras. He estado
más que nada en poblaciones pequeñas, pero creo que la gente de
Portugal tiene una amabilidad innata, una cierta tranquilidad, o una
pausa menor que la extremeña o andaluza, que los hace gozar de un
encanto notable.
Placa de la Ruta del Quijote |
-Venga ya, que es
hora!!!
-Que pasa, qué
pasa??- adormilado, me deslizo hacia el exterior.
Paco, sonriente, me
abraza :
-Vi el motocarro y
me dije: “Es el de Ricardo!!” . Venga, vamos a hacer un café!!
De modo que me
arrastró hacia un bareto cercano, charlamos y nos hicimos unos cafés
con leche mientras Paco me ponía al día con las novedades de la
huerta. Luego se fue a pintar algo para una vecina, algo que siempre
está haciendo, y no sé si tiene muchas vecinas, o siempre pinta lo
mismo.
Yo me dirijo a la
huerta, y quedamos en encontrarnos más tarde por allí…
Paso algunos días
muy buenos con estos amigos. Rafa, Paco, Guille, toda la gente por
allí, incluida la hija de Rafa, que se ha ido a vivir al campo, para
intentar montar una escuela alternativa. Ya trabaja en una, pero
quiere tener un centro propio, y este lugar es ideal. Cercano a la
capital, con animales, plantas, huerta, terreno y elementos de la
Naturaleza, pueden hacer de ese centro escolar una buena escuela
alternativa.
Pero tengo que
seguir viaje, y mi destino es ahora Castilla La Mancha. Salgo de
tierras extremeñas y continúo carretera adelante hacia la capital .
Contacto allí con una bibliotecaria de Almagro, que precisamente
tiene una amiga profesora que necesita un cable en un pequeño huerto
escolar.
No es la primera vez
que me encuentro delante de un grupo de niños que quieren plantar,
contactar con la tierra, ver como crecen las plantas y observar con
esos ojos curiosos que solamente tienen los niños, el desarrollo de
la vida vegetal.
Es un elemento
reconfortante. Entiendo que para que haya un amor hacia la
naturaleza, lo mejor es que los niños se acerquen e interactúen con
ella desde la infancia. Así se puede desarrollar un respeto, un
cariño y quizás una continuidad con la madre Natura. Y al menos se
le da a conocer que existen otros caminos que no es el consumismo
desenfrenado, la tele basura o las chuches de plástico.
Se complementa con
un desayuno-merienda a base de zumos naturales, tomates y frutas que
han sido cultivadas sin pesticidas, matahierbas ni elementos extraños
y que solamente buscan producir, aunque el resultado no sea bueno.
Este colegio cuida asimismo de una alimentación saludable en su
comedor, por lo cual los niños no muestran extrañeza ante esos
bocadillos de pan con tomate, frutas, zumos y quesos artesanos.
POR LA RUTA DEL
QUIJOTE
Por todos lados la figura del Quijote |
Paso por Cúzar, una
población sin mucho renombre ni cosas que descubrir, pero me detengo
a hacer noche y de paso tomar un par de fotos de la Ruta de Don
Quijote, clavada en un muro de un calle de nombre muy honorable
asimismo : Antonio Machado.
Junto a la parada
del bus, me detengo cuando las sombras se alargan, y así puedo
entablar conversación con algunos vecinos que sacan sus sillas a la
calle para charlar a la fresca.
El calor empieza a
apretar, y voy camino de Jaén, donde la curiosidad me lleva,
contando con la aceptación de alguien que intenta rehabilitar una
aldea abandonada.
Me parece algo digno
de elogio, en un momento en que España cuenta con la mayor cantidad
de pueblos abandonados, aldeas, aldehuelas y pequeños núcleos en
medio del campo, cuyos moradores han ido desapareciendo rumbo a la
ciudad. Se van los jóvenes, quedan los viejos unicamente, finalmente
estos también desaparecen y las casas, los árboles, las calles,
comienzan un declive hacia su desaparición.
En medio de todo
ello, me sigo preguntando si esto es el final del viaje. Me da la
sensación de que así es. Debo retornar a Palma, intentar recuperar
una pensión retenida, mi hija está a punto de dar a luz, el
motocarro sigue aguantando pero es evidente que al cabo de estos dos
años y medio el camino está dejando huella en él, y Jaén parece
ser un buen capítulo más en esta historia de un vagabundeo como
voluntario.
De manera que enfilo
por carreteras pequeñas hacia Jaén, para volver a la región
andaluza y dejar atrás los pasos que Don Quijote podría haber hecho
físicamente hace centurias.
Pero eso será parte
de otra historia...o no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario