Una de las últimas colaboraciones :Pintura en el cartel del camping |
El momento ha llegado, y se termina la estancia en
Nogueruelas. De modo que apuro los últimos días con Txus, Tamara, José y el
pequeñito Oriol, así como la gente que he venido conociendo en este mes y medio
que estuve por La Torre.
Aprovecho para reafirmar amistades, durante las salidas a
las fiestas locales, por la noche a ver algún partido de fútbol en los bares,
perdiéndome en el monte y dándome así a conocer como el tonto del día que salió
para el otro lado y lo pilló la noche caminando por una pista forestal de
tierra. Hay gente muy interesante, gente que me ha impresionado, de la cual me
despido con tristeza, con ganas de proseguir el contacto.
Pero así es la historia de un viaje. Se llega cuando se llega ,conoces el entorno, y cuando estás
trabando conocimiento con nuevos amigos, te tienes que ir.
Me voy comenzando la temporada trufera |
Pretendo hacer asimismo una operación salida a la francesa,
para evitar los últimos minutos de despedida, ya que eso no se me da muy bien.
Elijo un martes por la mañana, temprano. Aún llevo los ecos de la juerga que
nos mandamos el domingo. Comilona por todo lo alto, una “torrada” con corderito
tipo ternasco, chorizos, panceta, pimientos con huevo, ensaladas y resto de
cosas ricas que acompañaron a la reunión. Unos 15, aproximadamente, un día de
solazo y tranquilidad, y sobremesa larga como corresponde.
Adiós, adiós, mucha suerte, y para ti también.
Recorro lugares como el camping, acompañado un rato por
“Pequeño” , el perro de casa, que está un poco en capilla, porque se escapó al
monte días pasados, y está sujeto a su cadena. Comienza a disfrutar de la
caseta que le montamos, aunque le resulta extraña. Subo a la ermita de Santa
Bárbara, a unos 1400 metros de altura, para ver el inmenso panorama que desde
allí se ofrece. Paseo con uno de los dos gatos que suele acompañarme. El otro,
el de Cristina, un persa de varios años, se mantiene receloso aunque le gusta
que le acaricien detrás de la oreja. Su compañero, "gato" (no creo que tenga nombre, o al
menos no lo sé), se apresura dos o tres paso adelante y se acuesta, para que lo
acaricies, y luego pega la vuelta, para que le rasque el otro lado.
Bajo caminando hasta el pueblo para ver con Txus un partido
de fútbol de alguien contra alguien. Lo que importa es la tertulia, las
cervecitas compartidas, el rato de charla, un buen instante.
LA SALIDA
Esa mañana, bajo cargado con parte de mis cosas después de acomodar un poco mi
habitación. Lo trato de hacer en silencio para que no se despierten.
Craso error !!
Tamara está en la cocina:
-Te estoy preparando un café - detalle añadido que agradezco
sobremanera.
El sonotone o como se llame, un walkie talkie conectado con su
habitación, vigila el sueño de Oriol. Txus ya andaba por el huerto preparándome
una caja enorme de hortalizas y verduras para que las disfrute con mi hija en
Alicante, (cosa que por otro lado estamos haciendo con mucho placer),.
Adiós, adiós y buena suerte ! |
De modo que la sorpresa fue mía. Me despido con tristeza de
los tres (José se había ido más temprano), lagrimones, garganta prieta y adiós
adiós, gracias por todo.
Pero el ánimo con la carretera se va templando, de modo que
avanzo ligero y presuroso, haciendo primero un alto en El Salero, el bar más
concurrido, donde Oscar ya está atendiendo a la parroquia. Saludos, cortado y
sigo viaje. Próxima parada prevista en la Venta del Aire, desde donde comienza
realmente la carretera que he elegido. Desde allí a Jérica, porque quedando de
paso, quiero sorprender a Laura, cuñada de José y esposa de Ramón, que trabaja
en una entidad bancaria desde hace un par de días. Se trasladó desde otra
sucursal más lejana, y tuve la fortuna de que me llevara en un viaje anterior,
a solucionar problemas de papeles en la provincia de Castellón.
De modo que sí la sorprendí, cuando salía de la panadería
con su merienda, me despedí y continué viaje, por la misma carretera que mil
años antes transitó el Cid Campeador.
Me sentía un poco Cid, con mi Babieca particular ronroneando
en el asfalto. Pero creo que él tenía otros planes. Momento crucial, el de
entrar en la autovía, para pillar un cruce.
Prrrrrrrrrr!!!!!! El motocarro se encalla como la primera
vez que se gripó. Como entonces, en medio de la carretera. Aún más: ahora en la
autovía. Pega un frenazo y clava las ruedas traseras en el asfalto. Avisado por
la vez anterior, lo pongo en punto muerto y sigo andando para poder salir del
tráfico.
LA FORTUNA TE SONRÍE
Pero no obstante, el pequeño eligió un excelente momento
para avisarme que estaba demasiado caliente.
Era una cuesta muy pronunciada donde le estaba dando mucha caña, de modo que
alcancé a llegar a la cima. Me esperaba un largo descenso. Fui a unos 50 kms.
por hora bajando como dos kilómetros o más. Nervios a flor de piel y aviso a
los demás conductores. Me ciño al arcén, como toca. El motocarro se iba
quedando y yo mirando desesperado los
carteles indicadores. Uno de ellos me dio una alegría, ya que indicaba que a 300 metros había una salida. Llegué justo justo para salir de la autovía y poder aparcar en un pequeño descampado junto al camino, al lado
de una rotonda.
Paciencia. Tendría que esperar a que se enfriara. Y luego
ver si funcionaba.
Pasando junto a un parque eólico |
Me preparé un pequeño tentempié. Miré el paisaje, me escondí
a hacer aguas menores entre las plantas junto a un cauce seco, encendí la
radio, comprobé el nivel del aceite, hice todo para poder quedarme quieto en
medio de un lugar no deseado, hasta que se enfrió el motor.
Con sumo cuidado lo puse en marcha. Le costó un poquito
arrancar, me subí y puse primera .Prueba de fuego para el porvenir.
Arrancó tranquilo y ronroneando, de modo que seguí viaje.
Avisé que haría paradas varias y diversas a lo largo del camino restante, hasta
que al atardecer, llegaba a Alicante sin mayores inconvenientes. Respondió muy
bien, al parecer el motocarro solamente estaba un poco cabreado porque le dí
mucha caña, pero luego, “poc a poc”, cumplió como un campeón.
Ello me indicó que debía prolongar el viaje, y se alejaron
un poco los negros nubarrones que podrían poner en peligro una continuidad del
mismo. Sin mi compañero, una parte grande de la ilusión se esfumaría.
Hoy no es así, y la idea primigenia permanece…aunque eso
puede ser otra historia….o no.