domingo, 28 de junio de 2015

EN CASTELLON (1)



Es increíble lo rápido que se me está pasando el tiempo.

Siempre se ha dicho que es una cuestión bastante relativa la duración, la percepción del paso del tiempo. Ello principalmente, se dice, es debido a la actividad desarrollada por el individuo.


Vista de Mas de les Planetes
Los animales tienen otra concepción del tiempo, limitada a los ciclos horarios (día-noche) o de temporada (invierno-primavera), El ser humano quiere estar enterado en cada momento del horario, como si lo tuviese a su disposición.

No es tal.

Nosotros somos los esclavos del horario.

Y de los días. Porque cuando llegué a Más de Les Planetes, me había planteado una temporada de unos 15/20 días y luego continuar viaje hacia el próximo destino, que posiblemente fuera en Alicante, donde se planeaba una reunión tipo familia con motivo de las Fogueres de Sant Joan.

Pero las cosas cambiaron radicalmente, como suele ocurrir cuando se planea una situación futura más o menos maleable.

En realidad, como siempre un tanto o bastante despintado, no tenía claro que en esta fecha se hicieran las hogueras, tampoco que coincidía con San Juan, ni que 1.000.000 de personas se esperaban por estas fechas en Alicante.


Poniendo tutores a las tomateras
Total, que cuando quise reservar el hotel para pasar esos tres o  cuatro días (no iría en el motocarro, dada la peculiar situación que existe con el nuevo pistón), me encontré con todos los lugares completos, o a precios desenfrenados, astronómicos, imposibles para mi bolsillo…y para el de muchos.

Sigo considerando que este tipo de cambios de tarifas por la oferta y la demanda no es ético. Si reservo esta misma noche, pasadas las hogueras, si lo hago vía Internet y con unos días previos al momento de la llegada, puedo conseguir una habitación por, digamos, 17/20 € . Pero si se me ocurre en Fogueres, podría rondar los 100 . ¿¿Porqué??

Los impuestos que pagan los hoteleros se triplican en fiestas ?. No. ¿Entonces????

Que pretenden, que les pague la temporada baja???

En fin, que me quedé sin viaje, porque cuando me ofrecieron sitio, fue cuando la situación en Les Planetes había cambiado radicalmente.

Comparto lugar con Javier (el padre, que viene ocasionalmente), Pepa, la dueña, y su hijo Urtzi. También una italiana, Viola, que se está aquerenciando del lugar, del hijo y de la vida en España. Habla estupendamente el idioma, y lleva unos ocho meses por aquí. Es una wwoofer como yo y compartimos trabajos.

Pero ha surgido una opción de trabajo en un chiringuito de playa, par hacer pizzas, y los chicos se han largado con viento fresco. Yo me quedaré un tiempo más, estamos a la espera de otro wwoofer italiano, un estudiante de agricultura que viene con mucho ánimo, al parecer, y esto hace que el tiempo se estire.

O se acorte, porque ya hace 15 días o así que estoy aquí, y no me entero. Únicamente cuando es viernes. No sé por qué, pero se me pasan los días como muy rápidos. El trabajo es variado, va “in crescendo”, ahora que no están los chicos, y todo crece.

Crece la cantidad de patos que hay, por ejemplo. No sé cuántos eran los mayores, pero había una nidada recién nacida, con ocho patitos. Luego nacieron 10 más, pero un temporal mató una noche a siete. Pero han nacido otros nueve, hay una pata echada, empollado unos huevos imposibles, y hay  también un par de gallinas con ganas.


Urtzi y Viola brindando antes de irse al chiringuito
Crecen los tomates. Los chicos plantaron como si se fuera a acabar el mundo, y cada día aparecen más. De momento mi labor es intentar encañarlos todos, ponerle tutores que permitan que las plantas suban. En las plantas pequeñas, se va delimitando a uno o dos el número de guías, de modo que subirán a metro y medio o así. En los dos huertos posiblemente haya más de un centenar de plantas. Además, es la temporada de plantar cosas, de modo que Pepa, que se engolosina con los plantines, plantones o planteles, cuando va al mercado vuelve con coles, coles forrajeras, pimientos, cebollines, boniatos, garrafones, tomates de otro tipo (cherrys, variedades locales, cor de bou, etc.), más lechugas variadas, zanahorias, en fin, lo que ve por allí. Ahora el problema suele ser únicamente el lugar, de modo que vamos extendiendo el /los huertos, a la parte trasera, donde en estos momentos está sembrada cebada y algo de alfalfa, material verde muy necesario para los bichejos.

Crecen  las peritas de San Juan (que en Argentina conocía como peras de Navidad, pequeñas y sabrosas), pero se acaban cayendo del árbol, porque no hay  quien las coma, ni ganas de hacer orejones.

Crecen las expectativas, porque salen del baúl viejos planes que Pepa iba guardando para cuando hubiera tiempo (el cambio de una maceta con higos chumbos, el terminar de plantar una yuca, el hacer un sitio de compostaje, llevar una bañera a la zona de ocio del huerto grande, junto a un olivo y un banco, para relajarse por las tardes, plantar cañas, juncos y papiros junto a las fuentes, etc.). Y muchas se están cumpliendo, ya que hay un poco de mano extra.

De manera que no me puedo quejar, excepto porque el tiempo se me está escapando aún más rápido que de costumbre, que es normal dada mi edad.

A los niños la relatividad del tiempo les es mucho más lenta, pero también cada minuto es mucho más largo, considerando el tiempo que han vivido. La rapidez se incrementa con el paso de los años, y por supuesto que también cuando uno anda ocupado por este tipo de situaciones como la que atravieso.

Atardecer desde el camino vecinal
 Por lo demás, no me puedo quejar de casi nada: muy buen trato, mejor comida ( Casi no comemos carne, algo muy usual en todos los lugares donde me encuentro, pero no la echo en falta.), cerca del pueblo, porque la comunicación me traer problemas, pero no aquí. A veces los mosquitos me masacran, de repente, o me corta el dedo una caña, corte difícil y doloroso, o me dura una espina clavada que no puedo sacar…pero son las menos de las veces las situaciones malas o negativas de este tipo. Por lo demás, la piscina me espera, sino terminaremos de instalar la bañera de relax, o me iré al bar Gisber a conectarme con Internet y hacerme una cervecita.

Y veremos cuánto tiempo me quedaré aquí, finalmente.

Que quizás sea motivo de otra historia….o no .

 

NO TODO ES JAUJA



El viaje está resultando una gozada. De momento, excepto el problema con el motor del motocarro, que espero haber solucionado, aunque no lo sabré igual hasta dentro de algunos meses, el resto, vivencias, gente, lugares, paisajes, trabajo, caminatas, comidas, carreteras, son una experiencia muy interesante y de momento muy buena.

No estoy guiñando el ojo...
Pero no todo es Jauja.

Jauja era un sitio donde se decía que TODO iba bien. En este periplo que estoy haciendo, las cosas tienen sus más y sus menos.

Sus más, lo que estoy comentando, que me encuentro con gente interesante, digna de conocer y también de establecer vínculos, lamentando que cuando se van creando ciertos conocimientos, ciertas  relaciones con personas que recién conoces, tienes que liar el hatillo y salir de estampida rumbo al siguiente destino.

Claro está que no tienes tampoco más obligaciones que la de cumplir los pactos establecidos de tiempo, trabajo, estancia y de más, y que puedes manejarlo un poco a tu gusto, alargando o acortando las estancias.

Pero aparte de eso, están las contras.

En mi caso, se trataron de insectos chupadores que hicieron un verdadero festín con mi cuerpo.

Ya lo había sentido un poco en Más de la Garra, con los mosquitos, especialmente al amanecer y atardecer, como ocurre siempre en el campo. Pero cuando llegué a Cha Nala, la cosa se complicó. Ellas tienen un sentimiento de permacultura muy arraigado. La permacultura evita el quitar las hierbas que no utilizan (las llamadas “malas hierbas” que no son tal), y aprovechar al máximo el terreno conviviendo con las hierbas salvajes. La doctrina, que el japonés Fukuoka ha llevado a ciertos extremos que no comparto, por ejemplo, traen aparejado poco control referente a los mosquitos.

Así, la hierba alta permite que fructifiquen en esta temporada primaveral, con rocío de noche, algunas tormentas pero una humedad diaria que permite el florecimiento de larvas de mosquitos de todo tipo. Los dos o tres primeros días me atacaron sin piedad. Tanto que cuando me pude acercar al pueblo, lo único que compré fue un litro de amoníaco, para combatir el picor. Existen los llamados jejenes, un tipo de mosca negra pequeñita, que hacen muy mal servicio, si te rascas. Puede durarte varios días.

Pero cambié de tienda, pasando a una caravana. Allí parecía que se multiplicaba la cosa, El amoníaco es una de las pocas cosas que limita, suaviza, calma en parte el picor insistente. Existen momentos en que se “enciende” la sangre, y es imposible no actuar. El picor se extendía a toda la pierna, especialmente en las zonas de articulaciones, tobillos, corvas, rodillas. Codos.

Allí me llamó la atención que me picaran casi al final de los brazos, donde generalmente estaba cubierta la zona por las mangas de las camisetas. Y claro, finalmente me di cuenta, que lo que pasaba es que había pulgas en la caravana. Cuando encuentras las tres picadas juntas, que son de un continuo picor, te das cuenta de que hay pulgas. Mal asunto.

Vacié un aerosol de insecticida durante dos o tres días, y dio resultado. Lo que pasa es que estaba lleno de picadas, y eso aún lo arrastro.

Un día amanecí con un ojo a  la virulé, consecuencia de la mosquita pequeña, que tiende a buscar sitios de humedad en el cuerpo humano, como boca y ojos, Y pican como reverendos hijos de puta que son. De manera que esta es una de las consecuencias negativas del viaje, que bueno, de cualquier manera es soportable, aunque no sea muy agradable.

Existen otro tipo de soluciones refrescantes para las picaduras, pero sigo pensando que el amoníaco es lo mejor. Y puro.

Todo resultó como consecuencia de una picada que recibimos hace tiempo  mi nieta Sira y yo, cuando la peke se quedaba a dormir en casa. Ella tenía asimismo las tres marcas de picadas de pulga, y se hacía daño rascándose dormida. De modo que pedí en la farmacia algo para aliviarle, y me dieron un lápiz, que al ponerlo sobre la herida, calmaba el picor. Me costó como 8 euros, y no duró nada…pero me quedó un olor conocido, de modo que busqué la botella de amoníaco que había debajo de la pila de lavar, y lo usé primero rebajado. Sí, calmaba un poco, pero no tanto, de modo que fui subiendo la dosis (experimentaba conmigo primero y luego le tocaba a la peke). Llegué a utilizarlo puro. En realidad así lo sigo haciendo. Me gasté el litro (eso sí, perfumado), durante el tiempo en que estuve por Cha Nala. Un vecino me dijo que llegaba en mal momento, que poco después terminaban, se alejaban o desaparecían, y no volvían a sentirse  hasta después del verano, con las lluvias de otoño.
La mano parecía una bola
Vale, me tocó la china, pero estaba en el baile y había que bailar.

No con la china, que no estaría mal.

Pero ahora tengo la suerte de tener cerca un espacio destinado a gallinero o algo así. Mucho césped, mucho espacio, un riachuelo por el centro que va desde un grifo hasta una poza, grifo de agua se abre una vez al día para que retocen los patos. Unos cuantos árboles, un peral, varios olivos, viñas, zarzas en los laterales. Dos huertos, uno con tipo “parades de crestall”, que me preguntaba qué sería hasta que recordé por un libro que así lo llamaba un mallorquín, medio inventor de la cosa. Yo lo conocía como “bancales profundos”, producto de John Seymour, un inglés que escribió aquello de “El horticultor autosuficiente “ en los años 50 del siglo pasado.

Ohhhh, sí, soy del siglo pasado.
Me masacraron las piernas
Y bueno, pero hoy en día me siguen picando los bichitos. No aquí, porque los patos son insaciables. Y porque también colaboran los pavos, las gallinas, un gallo traumatizado, el pavo mayor “Compresor”, toda la fauna que habita por allí.

Pero para la fauna también la cosa a veces se pone fea. En Más de la Garra, la cosa fue una jineta, que se cargó dos gallinas en dos días. Descabezadas y en plan vampiro, sin gota de sangre, que por lo visto les encanta. Y aquí, en Les Planetes, la cosa fue el temporal de ayer, que se cargó siete de los diez patitos que habían nacido no ha muchos días. Todo un drama, que suele tocarte de aquella manera, como que es una injusticia como la nueva Ley del Sol. Que nadie sabe porqué ocurre…pero ocurre…como mi ojo hinchado.

Y las fotografías dan cuenta de cómo tuve que afrontar la cosa…

Que también es otra historia,… o no…..

  
 

sábado, 13 de junio de 2015

EN CASTELLON




Finalmente, he podido arribar al nuevo destino. Me hacía mucha ilusión, aunque lamenté dejar el antiguo. Creo que ese es un sentimiento que tendré a menudo. Cuando te estás “aquerenciando” en un lugar, llega el momento de volver a ponerse en marcha. Las despedidas no son nada buenas.

Se conoce a gente interesante, y cuando empiezas a tomar contacto un poco más profundamente, han pasado los diez o quince días que has pactado, y te pones otra vez en la carretera.

Quizás tenga que realizar una programación más abierta, para poder quedarme más tiempo en algunos de los sitios…así como poder escaparme más de prisa si no conviene. Como es una especie de contrato verbal, si no te quieren o no quieres tú, adiós y ya te diré cosas. De momento las elecciones son muy buenas.

Ahora finalmente la cacharra me ha depositado en Mas de les Planetes.

Que qué quiere decir? Es un juego de palabras.En este sitio existen algunos sitios que están en lugar plano,de allí deriva en catalán “planetes” (planitos o planitas, los lugares), El resto es montañas, de modo que se conoce la zona como “ les planetes”. A su vez, hicieron el juego con Los Planetas ,esta vez el Sistema Solar, y de allí el nombre.

Adorna la entrada un cartel con el nombre, y unos planetas dibujados en torno, muy especial y bonito. El lugar es una casa grande, y allí tengo ahora  una habitación. Después de 15 días sin luz, no deja de ser curioso el volver a la “civilización”. Agua caliente, baño instalado, luz eléctrica, piscina.

LA CACHARRA

Un capítulo aparte para el motocarro. De momento funciona, pero tengo que andar con mucho cuidado. No sé si se habrá arreglado finalmente. El mecánico dice que está muy ajustado el pistón, y que tiene tendencia a querer “griparse”. Lo tuvo varios días en pruebas, y dice que por lo demás funciona bien, pero necesita rodaje. Unos 500/1000 kms. “Pero que no se caliente”. De modo que evitar las horas de más calor,

Entonces ?????

Entonces, lo que hice ayer. Salí de mañana de Cha Nala. A las ocho, aprovechando que me iba, me encaramé a una pared de piedra y les di un mini concierto a los chicos que salieron de las tiendas asombrados, y a Charlie, el perro, que llegó aullando. La única que no dijo ni miau fue Frida, la gata, que llegó calladita, como escuchando. Dos canciones, nada del otro jueves, a pleno pulmón, acompañado de  la guitarra.

Los vecinos no existen, así que….

Los tres magníficos, terminando de montar la ducha en Cha Nala
Aplausos obligados(qué otra cosa podrían hacer, poverettos míos, dormidos y despertados de aquella manera?). Escondí la guitarra, bajé a desayunar con ellos y nos despedimos después del café. Las chicas desde Colona,  Alemania (via wattsapp) me enviaron muchos cariños y me desearon buen viaje. De modo que salí con todas las precauciones, por lo del calentamiento en el motocarro. El motor tiraba bastante bien, aunque mucho menos de lo que  funcionaba antes de romperse. En las cuestas le cuesta. Que para eso son cuestas, para que cueste.

Y armarse de paciencia. E ir haciendo kilómetros, poco a poco, hasta que finalmente, como a eso de las 5/6 de la tarde, apuraba el último kilómetro hasta Benicarló. Vía Internet había reservado una habitación en un albergue, pensión, hotel. 20 euros, precio de amigo. De súper amigo. Necesitaba uno o dos baños, recargar todos los cacharros electrónicos, ordenador, máquina de afeitar, móvil. Todo estaba en las últimas así que  no quise hacer noche en el motocarro. Me acomodé en una mini habitación, limpia, sobre todo, con vistas al jardín interior. Dejé mis cosas, y me fui a ver un poquitito del pueblo. Recorrí los 100 metros a la redonda, nada interesante, centro comercial, mercado central,muchos locales de “Se Alquila”, así que allí terminó la excursión y a casita. No quería salir en plan turista, necesitaba hacer cosas, preparar un poco material para los blogs, conectarme a Internet, concretar el próximo destino.

Así que estuve haciendo eso, mirando la tele por primera vez en un mes o más (salvo en algún bar y de reojo, porque siempre tienen canales en catalán que te cuentan que son lo mejor del mundo), y allí hice noche, para salir temprano.

Me levanté temprano, pude hacer un desayuno en un bareto madrugador, y me eché al monte.

Tenía todavía 60 kms. para recorrer, y mucho en subida. Quedé por teléfono con Pepa que llegaría como a las dos o así, y no hubo problemas para encontrarles. Está situada la casa  a la vera del camino, me habían dicho por teléfono,  de modo que cuando vi a alguien desesperado alzando las manos, dije “Aquí llegué!!” y así fue.

Le agradecí a la cacharra que no me dejara tirado, y bajé para saludar a quienes serán mis compañeros estos días. Una señora que no solamente se deja las canas, sino que las luce con orgullo, Cabello más o menos largo, edad indefinida, no muy alta, toda sonrisas. Es Pepa. Nos abrazamos, saludamos y me presenta  dos integrantes más: Urtzi, su hijo, y Viola, una wwoofer italiana que se ha aquerenciado con la casa…y con el hijo. Y supongo que con la madre.

Atzeneta del Maestrat, vista desde las montañas cercanas.
Les comento por encima las vicisitudes del viaje mientras descargo cosas. Entro en la casa, que me parece enorme después de estos días en caravana. De todas maneras, luego vi que efectivamente es grande. Hay una estancia nada más llegar, de unos 20 metros, una cocina comedor a continuación, como de 30/40 metros, con chimenea, ventanas al patio y piscina, y al gallinero (¿), por el otro lado.

 Entrando, hay  una sala más, donde descansa una tele enorme  y  varios sillones, y la casa deriva en dos alas o tres. Una a un par de dormitorios, de los chicos y quizás de la madre. Al medio, una entrada que da al obrador donde fabrican el pan, una despensa y varias pequeñas entraditas y vericuetos más.

Del lado derecho, baño y ducha separados, una salida al patio gallinero , Seguimos profundizando. Un par de puertas, mi habitación a la derecha. Amplio ventanal al patio gallinero, cama enooorme, armario, escritorio, silla, sillón, en fin, de todo.

Ya me instalo, y me preparo para disfrutar de la primera comida e intercambio de impresiones con la gente de Les Planetes.

Que será motivo de otra historia….

 

miércoles, 10 de junio de 2015

SALIENDO DE CHA NALA



Esta mañana, finalmente, dije adiós a la granja Cha Nala. He estado esperando por el motocarro desde el momento en que llegué, hace más de 20 días.

El cacharro no quiso más. Poco duró, según mi opinión, pero quizás es que le di demasiado caña, y realmente es una moto, no un coche. Qué pasó ¿

Se “gripó”. Es decir, se jodió literalmente. El pistón comenzó a rayar el cilindro, y finalmente la descompresión hizo que se parara el motocarro.

Qué pasó entonces?. Que tuve mucha suerte en cuanto a la reparación…o no. El mécanico estaba a 500 metros de donde me quedé, el trozo de asfalto que tuve que empujar no era más de 300 metros, el sol no era de justicia. El pueblo es pequeño, se llama Ginestart, y quedaba a 8 kilómetros del sitio donde iba.

Total, no mucho problema de momento. El asunto es que necesitaban una pieza nueva, rectificar el cilindro, y volver a poner en marcha.

De nuevo la misma cosa
La pieza tuvo que venir de Italia. 15 días. La rectificadora en Reus, Tarragona. 3 días, el mécanico la montó y me la llevé a la tarde. Llegué a 500 metros y se frenó de golpe. . Por una de esas causalidades del destino, 20 metros después del sitio donde me quedé la primera vez. Un alemán que pasaba con su coche me ayudó a empujarlo y dejarlo en el mismo sitio que la primera. No pude evitar ver la parte cómica del asunto. Llamar al mecánico para decirle que volvía estar como al principio.
Qué le pasaba?


Otra vez ganas de “griparse”. Dice el mecánico que está muy ajustado el cilindro, y se lo quedó del viernes al martes.

Ayer me volvió a entregar la cacharra. Llegué de noche, sin batería, a la granja.

Y hoy me largué,

Escribo esto en un sitio que se llama El Perelló, a 20 kms. Hasta aquí llegó, pero no sé si seguirá. Se quiso gripar otra vez durante una escalada larga. Venía con todas las precauciones, a medio gas, esperando hacer unos 100 kms. Antes de parar.

Incluso – iluso de mí – tengo una reserva para esta noche en Benicarló. A 80 kms. De aquí.

En fin, puede que al enfriarse, haciendo múltiples escalas, pueda realmente llegar. Y mañana hacer los otros 60 kms que faltan hasta la siguiente granja.

No lo sé, ya lo contaré. A ver qué pasa.

De momento, haciendo un cafelito en “El ambigú”, un bareto de El Perelló, a la espera de que se enfríe. Mi plan es ir haciendo “poc a poc” el camino, a ver si se va ajustando el pistón al nuevo cilindro, y puede funcionar.

 Sino, habrá que cambiar el motor, o algo así.

Esta mañana me levanté temprano, y les ofrecí un concierto gratuito de guitarra – corto, solamente dos canciones para que no se asusten mucho – a los chicos de la granja. Se levantaron de buena onda, y no me tiraron nada. Antes bien, diplomáticamente, hasta me aplaudieron. No quise estirar la suerte y enfundé la guitarra, y me fui a hacer mi segundo café con ellos.

Anduvimos correteando una comadreja que seguramente es la que se roba los huevos del gallinero, pero no hubo mucha suerte. De todas maneras, nos conformamos con jugar un ratito con los hurones de los chicos, que son muy parecidos.

Luego un poquito de tertulia, y desayuno.

Charlita de mis historias, de sus historias. Estaba lloviendo, de modo que aproveché para hacer otro café mientras escampaba, así me podía ir.

Como siempre, hice la despedida corta, porque  no me gustan nada estas situaciones. Vas acostumbrándote a ciertas personas que vas conociendo, y en lo mejor, tienes que dejarles y seguir adelante, porque te espera otra granja, otras personas, otras novedades, otros paisajes.

El camino empieza en cualquier momento, y también en cualquier momento puede acabar.

Pero eso puede ser otra historia…..

martes, 2 de junio de 2015

EL CHICO QUE SUSURRABA A LAS LAGARTIJAS


 

Ya lo sé…lo he copiado del título de  la peli del Robert Redford, pero cambiando un poco la idea. Pero es que realmente es algo extraño,

Todos conocemos a las lagartijas, que se llaman de diferente manera según sea el lugar. Y que se diferencian mucho, desde una especie de salamandra negra, gordota y bastante  fea, a unas estilizadas de colores, longilíneas que son muy agradables de ver…cuando se puede, porque no pierden mucho tiempo en esconderse cuando alguien se le acerca.
Nero leyendo, mientras tiene a su amiguita al sol

Nala, la perra que vive en la granja anterior donde pasé unos 15 días, vivía pensando en la oportunidad de cazarlas. Vale. Realmente cazaba todo bicho viviente. Mantuve la esperanza de que cualquier día se agenciara de un verraco o de un pequeño jabalí que abundaban por la zona, pero lo máximo que le vi en la boca era un pedazo de rata de aquellas.

Gorda, con una cola que casi le arrastraba.

A veces nos dejaba algún “ratolí”, un pequeño ratoncito hecho pedazos, como tributo.

Pero tenía estudiado el hábitat de las lagartijas, y cada día se dedicaba a estudiarlas. Se acercaba sigilosa, y si podía las cazaba, pero no le vi nunca con una. Eran demasiado rápidas, se me ocurre, aunque un día salvé a una que tenía medio atrapada.

.

Con Nero pasa otra cosa muy diferente.

Es un chico silencioso, no muy callado pero medio introvertido, que vive leyendo cuando no tomando cerveza (que para eso nos ha salido muy bueno), aunque a veces puede hacer ambas cosas juntas.

Aquí la vemos, muy tranquila
No sé qué tiene, pero las lagartijas se le pegan a la mano, y no quieren abandonarle. Las fotos que ilustran esta nota muestran la última que le vi. La tuvo más de una hora en la mano, y el bichejo no se quería ir. Lo obligaba a moverse y como que….ay…bueno…pero sacaba la lengüita , nos miraba y se quedaba lo más tranquila, tomando el sol.

Desde luego es algo que me asombra, porque generalmente estos bichejos no hacen mas que temblar si lo coges en la mano, intentan escaparse lo más rápido que se pueda y allí te quedas.

Por eso, como me ha llamado mucho la atención esta extraña simbiosis entre el germano y la lagartija, hago este comentario.

Aunque en realidad no debería sonarme muy rara esta simbiosis: tiene asimismo tres hurones, que son un tipo de mascota que  me extraña alguien pueda elegir.

Porque …vamos a ver. Es verdad que son muy bonitos, y se deslizan, porque eso no es caminar, sino deslizarse, desplazarse, con movimientos muy parecidos a una serpiente.Uno de los bichejos, la pequeña Eve (quizás se escriba así, aunque solamente conozco el sonido germánico), tiene una tendencia muy graciosa de desplazarse un poco de costado cuando camina, y se va recostando en la hierba, la tierra o donde quiera que la lleven de paseo. Necesitan ponerle un arnés, porque tienen asimismo la tendencia de esconderse en el primer hueco que encuentran. Cavan, escavan, rasguñan el suelo todo el tiempo, y se perderían en un plis plas si no estuvieran sujetos. El resto del tiempo, cuando no hacen sus dos paseos diarios, están enjaulados. Quizás tengan otras motivaciones que lo hacen elegibles como mascotas. Porque son muy bonitos, de piel suave, de movimientos reptilescos, ojos vivaces y un pequeño hocico muy parecido a los erizos…y muy mala uva. Si te pillan cerca te mandan un mordisco, salvo a sus dueños, Nero y Maya.

De modo que quizás sea por la novedad o por tener un tipo de mascota diferente, como en el caso de los que tienen tarántulas, serpientes o camaleones.

De todas maneras, esa “mano” con los animales del joven alemán se nota cuando suelta a uno de ellos, el macho, y le hace perseguirle, algo que da la sensación de que al animalito le parece un juego muy divertido…excepto cuando se le cruza por el camino un hueco explorable y se acabó la persecución.

Aunque en ocasiones Nero también les saca de la jaula y les tiene en brazos, aunque la mayor parte del tiempo el bichejo afortunado se desliza por los huecos que encuentra: mangas de la camisa, cuello, etc. En realidad la búsqueda de cosas para comer lo deben tener muy arraigado.

Ahora bien, son animales domesticados…más o menos. Pero las lagartijas….

Quizás noten cuando les atrapa, que no lo hacen de manera violenta, y se entregan sin más. Ignoro cómo lo hace, porque he visto el hecho consumado: paseándose con la lagartija agarrada a él.

Quizás noten estos pequeños reptiles que no le harán daño, que solamente es una forma de paseo…quizás sea una de esas cosas que no tenga explicación….pero aquí queda escrito.