Esta mañana, finalmente, dije adiós a la granja Cha Nala. He
estado esperando por el motocarro desde el momento en que llegué, hace más de
20 días.
El cacharro no quiso más. Poco duró, según mi opinión, pero
quizás es que le di demasiado caña, y realmente es una moto, no un coche. Qué
pasó ¿
Se “gripó”. Es decir, se jodió literalmente. El pistón
comenzó a rayar el cilindro, y finalmente la descompresión hizo que se parara
el motocarro.
Qué pasó entonces?. Que tuve mucha suerte en cuanto a la
reparación…o no. El mécanico estaba a 500 metros de donde me quedé, el trozo de
asfalto que tuve que empujar no era más de 300 metros, el sol no era de
justicia. El pueblo es pequeño, se llama Ginestart, y quedaba a 8 kilómetros
del sitio donde iba.
Total, no mucho problema de momento. El asunto es que
necesitaban una pieza nueva, rectificar el cilindro, y volver a poner en
marcha.
De nuevo la misma cosa |
La pieza tuvo que venir de Italia. 15 días. La rectificadora
en Reus, Tarragona. 3 días, el mécanico la montó y me la llevé a la tarde.
Llegué a 500 metros y se frenó de golpe. . Por una de esas causalidades del destino, 20 metros después del sitio donde me quedé la primera vez. Un alemán que pasaba con su coche me ayudó a empujarlo y dejarlo en el mismo sitio que la primera. No pude evitar ver la parte cómica del asunto. Llamar al mecánico para decirle que volvía estar como al principio.
Qué le pasaba?
Otra vez ganas de “griparse”. Dice el mecánico que está muy
ajustado el cilindro, y se lo quedó del viernes al martes.
Ayer me volvió a entregar la cacharra. Llegué de noche, sin
batería, a la granja.
Y hoy me largué,
Escribo esto en un sitio que se llama El Perelló, a 20 kms.
Hasta aquí llegó, pero no sé si seguirá. Se quiso gripar otra vez durante una
escalada larga. Venía con todas las precauciones, a medio gas, esperando hacer
unos 100 kms. Antes de parar.
Incluso – iluso de mí – tengo una reserva para esta noche en
Benicarló. A 80 kms. De aquí.
En fin, puede que al enfriarse, haciendo múltiples escalas,
pueda realmente llegar. Y mañana hacer los otros 60 kms que faltan hasta la
siguiente granja.
No lo sé, ya lo contaré. A ver qué pasa.
De momento, haciendo un cafelito en “El ambigú”, un bareto
de El Perelló, a la espera de que se enfríe. Mi plan es ir haciendo “poc a poc”
el camino, a ver si se va ajustando el pistón al nuevo cilindro, y puede funcionar.
Sino, habrá que
cambiar el motor, o algo así.
Esta mañana me levanté temprano, y les ofrecí un concierto
gratuito de guitarra – corto, solamente dos canciones para que no se asusten
mucho – a los chicos de la granja. Se levantaron de buena onda, y no me tiraron
nada. Antes bien, diplomáticamente, hasta me aplaudieron. No quise estirar la
suerte y enfundé la guitarra, y me fui a hacer mi segundo café con ellos.
Anduvimos correteando una comadreja que seguramente es la
que se roba los huevos del gallinero, pero no hubo mucha suerte. De todas
maneras, nos conformamos con jugar un ratito con los hurones de los chicos, que
son muy parecidos.
Luego un poquito de tertulia, y desayuno.
Charlita de mis historias, de sus historias. Estaba
lloviendo, de modo que aproveché para hacer otro café mientras escampaba, así
me podía ir.
Como siempre, hice la despedida corta, porque no me gustan nada estas situaciones. Vas
acostumbrándote a ciertas personas que vas conociendo, y en lo mejor, tienes
que dejarles y seguir adelante, porque te espera otra granja, otras personas,
otras novedades, otros paisajes.
El camino empieza en cualquier momento, y también en
cualquier momento puede acabar.
Pero eso puede ser otra historia…..
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