Preparando la cacharra para salir |
Era cercano el mediodía cuando dejé Más de la Garra. Txus me
acompañó hasta la salida, donde hay una barrera con llave. Allí nos despedimos,
con la promesa de volvernos a ver, y quizás muy pronto si van saliendo algunos
proyectos que comienzan a hilvanarse a medida que se asienta la idea del viaje.
La carretera estaba bastante poblada a esa hora de la
mañana, de manera que debo recordarme constantemente la forma de conducir por
carretera…”ceñido al arcén y colaborando en todo momento para la mejora del
tráfico” o algo así que decían en el examen.
Porque los otros conductores solamente ven una caja cuadrada
con ruedas que rueda lentamente, y solamente al rebasarme se dan cuenta que es
un motocarro…pero es algo que en subidas no va a más de 30, 40 kilómetros.
Había una serie de puertos de montaña de entre 400 y 500
metros de altura, y algunas carreteras están condicionadas con un carril para
tráfico lento, pero donde no, sé claramente lo que piensan muchos conductores.
De modo que cuando puedo, voy aligerando.
Mi idea fue tomarme una tarde de descanso para ponerme al
día con Internet, conocer un poco más los dispositivos nuevos que llevo, y
realizar algunas compras que me serán necesarias. Como una conexión al hornillo
de cocina, ponerme al dia con el blog, varias cosas que han ido que han ido
quedando sin resolver.
De modo que llegué a Mora del Ebre, y allí hice noche en la
cacharra. Por la mañana me hice un desayuno en el bar donde hay Internet, el
único de un grupo de varios, y luego carretera y manta…
El camino no era mucho . Podía haberlo hecho el día
anterior, pero quería reglar esas cosas previamente, porque quizás estuviera
otros 15 días desconectado como en la anterior ocasión.
De modo que iba muy contento, sobre el mediodía, por la
carretera nacional. Corría un cierto airecillo, el sol comenzaba a pegar fuerte
(estos días ha comenzado realmente el verano con algunas temperaturas bastante
altas), el tráfico iba fluido, la vida era hermosa.
…Y la cacharra hizo gnau gnau gnau..rrrrrrrrr.
Y se paró . Tuve tiempo de poner el intermitente, salir al
arcén y meditar un poquito…solamente un poquito. Me puse el chaleco
reflectante, hice las señales correspondientes y recordé que antes de pararse
el chivato de la gasolina se había encendido. Raro, pero bueno. Saqué la
reserva y le puse 5 litros. Probé y no arrancó. Bien, probé el encendido. Iba
bien. Bujía! – pensé-. Le cambié la bujía, aunque no parecía carbonizada o con
problemas la otra. Y nada.
Para este entonces me veía en la imposibilidad de quedarme
allí. Estaba junto a la carretera, el arcén era estrecho, y los coches me
pasaban rozando. Así que comencé a empujar hasta que le fui pillando el
tranquillo. A unos 200 metros una pequeña entrada, y allí lo aparqué bien.
Intenté otras cosas pero nada, y llevó el “payés” salvador.
Montado en su John Deere verde, pasó por mi lado. Me indicó el camino del
taller. Llegué poco antes de cerrar, me acompañó a mirar el desperfecto, me
dijo que lo arrastraríamos hasta el taller, y que a la tarde lo miraban.
Perfecto.
Me indicó un sitio para comer algo, el único del pueblo, que
se llama Ginestart, por cierto. Luego delante del taller me hice la
correspondiente siesta en un banco colocado que ni ex profeso Era el único de la calle, y al mejor estilo campesino, me tapé la cara con el sombrero y me dormí....hasta que la
vieja que era la dueña quiso salir a sentarse.
Allí vamos...arrastrando el motocarro, camino del taller |
A las tres de la tarde y con esa calor?????
Pero el banco era suyo, me había jodido la siesta y faltaba
media hora para abrir el taller. Mientras ella me sonsacaba qué andaba haciendo
durmiendo en su banco, el tiempo pasó, el tío del taller dijo que era
importante el desperfecto, que una pieza para Tarragona o Barcelona, que si
estamos a jueves, que mejor lo dejábamos “poc a poc”.
Avisé a la gente que me esperaba, entretanto, y la mujer del
taller me llevó hasta un cruce donde habíamos quedado…
No estaba muy seguro de las indicaciones. Me he estado
hablando y wasapeando con Michelle en inglés, y no lo tenía nada claro, pero le
dije “aquí me bajo”, Gracias”, y con la mochila y un bolso de emergencia cogí
carretera abajo por un senderito de piedras.
No iba desencaminado.
A los 15 o 20 minutos, veo venir una Vespa sorteando
piedras. Es Michelle que sale a recibirme. Su casa queda a unos centenares de
metros..
Bajamos intentando conocernos, charlando sobre el motocarro,
el sol, las piedras y todo lo que se nos ocurría y podíamos entendernos. Estos
15 días inglés a tope.
Y llegamos a una especie de valle con casitas, caravanas,
bosque mediterráneo, arbolado en general, mucha vida…
Allí empiezo a conocer a Francisca, su compañera (ambas
alemanas), a Steve,(un inglés), y a Tom y Maya (una parejita alemana), más una
gran danés “Nala” (otra Nala, igual que en el sitio que dejaba), y “Michael”,
un mil leches poco amigo…de momento.
Y allí comienzo a intentar hacerme entender en mi castañuflo
de inglés, mezclado con algo de castellano, un poco de alemán…ese idioma
internacional que siempre funciona.
Pero eso será materia para un próximo escrito….
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