Sentado en la cocina exterior, a la sombra del tejado que
acabamos de poner hace dos días. Tarde de sábado, siesta obligada, cafetito
después. Llega Michelle buscando un cambio con una mesa.
El lugar ha resultado precioso, un poco de cuento de hadas.
Lástima los mosquitos…me están masacrando, y eso que suelo tener la piel dura
con los insectos. Pero encima, como en un supermercado, son variados. Moscas
negras, jejenes, mosquitos, vaya usted a saber qué mas. Posiblemente pulgas,
por los dos perros, principalmente Charlie, que desaparece muchas horas
misteriosamente. Vuelve levantando la cabeza, como orgulloso de lo que ha
hecho, alegre, jovial, la cola es un remolino…y derecho a pedir comida.
El techado de la cocina exterior. En pleno trabajo |
Bien, el caso es que llevo aquí varios días, un poco enclaustrado
porque se rompió el motocarro, y la reparación es mas lenta que caracol reumático.
Lleva dos fines de semana anclado en el pequeño pueblecito Ginestar, y sin
recibir la pieza reparada.
En fin.
La granja está como incrustada en una oquedad, que a la vez
forma parte de un valle o una declinación natural, formada por bancales
descendentes desde un bosque que le rodea. Clima mediterráneo, pinares, olivos,
almendras sobre todo. Una casita que parece más pequeña porque se ha
aprovechado un desnivel en la parte trasera para construirla. Allí viven
Michelle y Francisca, dos chicas alemanas que llevan adelante el proyecto de
granja ecológica, ayudadas por wwoofers y colaboradores variables, que van y
vienen.
Cha de Charlie, un simpático perrito mil leches, y Nala por la misma Nala, una enorme y pacífica Gran Danés que parece una versión desmedida de los 101 dálmatas.
En este momento soy el único wwoofer como tal ,aunque en algún tipo especial de estancia, también .
hay un inglés, Steve, que parece cambiar estancia por trabajo eventual. Electricista, aquí puede quedarse a vivir haciendo instalaciones, aunque se ha roto el sistema de placas solares, que por otro lado les costó una pasta gansa, y ahora sin luz, sin wifi, unos días sin móvil, o sin ordenadores. Todo requiere electricidad, y el control central parece que crujió por alguna parte. Garantía,
Pero…entretanto, se sigue haciendo la vida cotidiana.En los
alrededores de la casita, una zona donde se encuentran algunas caravanas.
También hay una tienda teepee, como la de los indios, que pertenece a alguien
innominado .Dormí mi primera noche en ella, pero la segunda me pasé a una
caravana, y los ocupantes de ella, una parejita alemana que también realizan
algunos trabajos parece que a cambio de estadía, (Nero y Maya), se mudaron a
otra tienda en un lugar que no conozco, en medio del bosquecillo.
Vista de mi, en primerísimo plano...para qué? me pregunto, pero el selfie es así. A veces. Detrás la cocina y mi caravana. |
O no…que algo habrá pasado, y Maya se mudó con tienda y todo
a nuestra zona, y Nero repara y duerme en otra caravana más alejada.
En fin…puede que problemas de pareja.
Total, que hablamos una mezcla de idiomas que ya querría ver
aquí a más de uno. Mi inglés de lo más oxidado, por supuesto. Me salvó de
varias situaciones un diccionario que me regaló Susan, la hija de mi casera en
Palma.También que Michelle vivió un tiempo en Ibiza, y que Francisca aprende
castellano con una profesora. Le sirvo de sparring para practicar.
Y viceversa.
Con los chicos, castañuflo. Mas o menos inglés, mezclado con
alemán.
Pero juntos hemos colocado un techo a la terraza de una
cocina exterior, donde desarrollamos nuestras actividades sociales, diríamos .
De chapa, con sujeciones de hierro, sobre una armazón que hicieron ellos antes
que yo llegara. Me ha tocado un poco de bioconstrucción, que se supone domino
un poco. Es decir, construcción por métodos no tradicionales. De hecho,
habíamos diseñado una especie de cursillo para la fabricación con adobes y
posiblemente con “chorizo”, una técnica con ramas embebidas en barro y
colocadas sobre una estructura resistente, que luego al secarse, se rellenan
los huecos con más barro. La solidez de este tipo de estructuras suele
asombrar.
MI GOZO EN UN POZO
Hablamos con Michelle vía email sobre la probabilidad de
compartir una bioconstrucción con personas que estarían aquí. Cuando llego me
encuentro con que tres wwoofers se habían largado a Barcelona, de la noche a la
mañana. Uno no quiso hacer nada, un inglés se despistó…total, nada,
Pero como experto en bioconstrucciones, me tocó con la super
ayuda (o al revés, creo) de Francisca, reparar y subir tres paredes para poner
allí la nevera a gas, la cocina y aledaño el sitio para lavar cacharros.
Lo hicimos en una mañana, con piedras que previamente habían
traído Michelle y Nero de alguna parte. Cemento para unir piedras, y tres
paredes de medio metro hacia arriba.Se aprovecha el desnivel del camino para la
parte trasera, y hay que nivelar con el tejado que colocamos, para hacer una
unidad.
Perfecto.
También he pintado ventanas, contraventanas, un pequeño
mostrador, hasta una reposera. Y he cortado ramas de los almendros, sobre todos
“huérfanos” que le quitan energía al árbol. Y esta tarde, aunque es sábado,
juntamos un montón de ramas, las cortamos e hicimos una buena provisión para
futuras barbacoas.
Hay varios trabajos pendientes para hacer, y si no me voy el
próximo miércoles o así, continuaré con limpieza del huerto, quitar malas
hierbas, y lo que las chicas quieran,
Con el problema del motocarro primero, y de la luz después,
se me ha roto el contacto con la próxima granja. Así que mañana domingo,
aprovecharé para ir a Rasquera, un pueblo a unos cuatro kilómetros de aquí. Lo
conoceré…de paso.
Se hizo famoso hace algún tiempo porque el Ayuntamiento
quería plantar 7 hectáreas de marihuana para poder sacar más dinero, supongo.
Es un pueblo pequeño, sus casas medio cuelgan en el aire, como las de Cuenca, aprovechando sus desniveles. Tiene una ermita metida entre las rocas, absolutamente preciosa. Hecha toda de piedra, está como escondida entre grandes rocas.
A ver qué cuenta el vecindario, si es que lo hace.
No cuentan mucho de momento. Hoy es domingo, hay elecciones locales y la gente anda medio nerviosa, porque teme que los resultados no sean los que ellos esperan.
Los que todos esperamos.
Los que todos tememos,
Los que todos ansiamos.
Y lo que no muchos tendrán....me parece
¡Hola Ricardo, lamento mucho lo que te pasó con el Motocarro, pero no hay mal que por bien no venga., a mi me encantó el relato de tus andanzas que son muy aleccionadoras, motivadoras y a veces graciosas jaja, también conocer costumbres de otros lares, mediante tus narraciones tan amenas que me parece ver todo mientras lo voy leyendo, aparte tus conocimientos n en construcción ecológica. dios te bendiga y yo a la espera de tu próxima historia. N.C.
ResponderEliminarHermano, a este tranco iré a pié hasta tu reducto para acompañarte una parte del viaje
ResponderEliminarGracias por el ánimo. Seguiremos viaje, a ver qué pasa. La semana que viene en Castellón, en un sitio que se llama Les Planetes....un saludito
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